domingo, 9 de octubre de 2011

EL INCA TUPAC YUPANQUI Y LA INCORPORACION DE HUANCABAMBA Y AYABACA AL IMPERIO DEL TAHUANTINSUYO



POR: ALFONSO VÁSQUEZ ARRIETA

Entre nosotros (los piuranos), no se ha estudiado el origen y desenvolvimiento de nuestras culturas prehispánicas. No ha surgido, todavía, del seno de nuestra tierra, el arqueólogo, el lingüista, él historiador que nos revele la grande de nuestro pasado. Los notables investigadores del antiguo Perú, extranjeros y nacionales, no se han consagrado al estudio de las culturas de la costa y sierra piuranas.

Actualmente, superviven todavía a la acción destructora del tiempo y de la acción de los hombres, numerosas huacas en los valles del río Piura y del Chira, las cuales vienen siendo destruidas progresivamente por el tractor en el afán de ganar nuevas áreas de tierras para el cultivo del algodón y del arroz. Estas huacas, en el Medio Piura, asoman como pequeñas protuberancias en la superficie plana del terreno, siendo abundantes en las haciendas "Huápalás" y "Pabur". En el Alto Piura, el viajero acucioso descubre estas huacas o santuarios, a la vera de la carretera que conduce a la sierra, como elevados montículos, alcanzando hasta una altura de 10 metros, como se puede apreciar en la hacienda "Serrán", especialmente en el anexo llamado "Las Huacas", en atención a la gran cantidad de huacas existentes, la mayor parte inexploradas. En el valle de Catacaos, aún subsisten vestigios de remotas poblaciones.

En la Sierra, en la Provincia de Huacabamba, existen ruinas de pretéritas poblaciones, corno las de piedra que se encuentran en "Chulucanitas" (Distrito de Huancabamba), Huarmaca y cerro "El Buitre" (Canchaque); vestigios de dos templos o palacios en "Jicate" (Distrito de Huancabamba), etc. En la Provincia de Ayabaca, también existen ruinas de una ciudad de piedra en "Aypate" (Distrito de Ayabaca).
Ahondando en el estudio de la alfarería piurana, tanto de la costa como de la sierra, pues hay valiosas muestras en colecciones particulares, principalmente; interpretando la toponimia, preferentemente la de los lugares de la sierra, podríamos tener una idea aproximada de lo que fueron nuestras primitivas civilizaciones.

II
En este terreno, tiene para nosotros los piuranos una significación de gran trascendencia el paso del rey Túpac Inca Yupanqui por las provincias de Huancapampa y Ayahuaca y, asimismo, las conquistas posteriores de los valles de Sullana y Tumbes por otro emperador del Tahuantinsuyo: Huayna Capac.

Túpac Yupanqui, el hijo de Inca Yupanqui, fue el undécimo Inca. Guamán Poma de Ayala y el padre Bernabé Cobo, sostienen que fue el décimo. Y Garcilaso Inca de la Vega, afirma lo primero, en lo que están de acuerdo nuestros historiadores. Este Inca, partió de Cajamarca, procedente del Cusco, con 40 mil guerreros, con el fin de conquistar la nación Chachapuya, de gran renombre en esa época, densamente poblada, habiéndose calculado su población en una cantidad no menor de 40 mil habitantes. Esta tierra de hombres fuertes, conforme se desprende de su etimología, y de mujeres muy hermosas, fue ganada al imperio incásico, por la tenacidad desplegada por las tropas del Inca, ante la resistencia de sus moradores, que no acataron el llamado que se les hizo para un sometimiento pacífico pues deseaban conservar su libertad, prefiriendo antes la muerte. El ejército del Inca, apoderándose de inexpugnables fortalezas, soportando los rigores de inclementes nevadas, venció a los irascibles y valientes chachas, mandando después, una parte de su ejército, a reducir la provincia de Muyuipampa (Moyobamba),cuyos habitantes, conociendo lo estéril de la resistencia de los chachapuyas, se rindieron fácilmente.

III
Logrado este último, objetivo, Túpac Yupanqui, con el advenimiento del verano y ya repuesto su ejército de las cruentas contingencias de la lucha anterior, se encaminó a la provincia de Huancapampa, familiarizado con montañosos caminos, recorriendo posiblemente la misma ruta que hoy recorren quienes a lomo de mula unen estas dos regiones. Para esta nueva empresa, presidió un ejército de igual proporción numérica a la del que invadió las provincias antecitadas.

Huancapampa, resulta de la composición huanca y pampa. Huanca o Wanka, significa: peñón; y pampa, suelo llano, extensa superficie de tierras cubiertas de pasto. Y es que Huancabamba es una zona demarcada por una cordillera surcada por numerosos y escarpados peñones que abrigan zonas extensas de llanura de variados climas.

El Inca quedó deslumbrado ante la extensión de mi provincia y su población de gran volumen, pero de diferentes razas y lenguas» No existía unidad política, económica ni religiosa entre los huancapampas. Reinaba entre sus "naciones” una división completa; vivían en constante agresiones internas, mas no porque un señor quisiera imponer su autoridad a la de otros, ni por arrebatarles sus "haciendas", ya que estas no existían, sino, probablemente, por imponer la bondad de sus creencias religiosas, porque eran muy pródigos en sus idolatrías; unos adoraban animales, felinos preferentemente, otros aves, plantas ríos, lagunas, cerros, lo que no debe ruborizarnos por cuanto estos dioses fueron comunes a todos los pueblos que conquistaron los Incas.

Entre las aves, debieron adorar el "kuntur" y al halcon ("huamán"). Basta recordar que entre los chachas encontraron un pueblo "Kunturmarca", (la ciudad del cóndor), que veneraba al cóndor.

En esta época o con el advenimiento de la cultura incaica, barruntamos que, entre otras estrellas, veneraron a aquella que se conoció en plena vigencia del Imperio con la denominación de Machahuay o Macchakuay (culebra), porque entendían que ella propendía a la conservación de las culebras y serpientes, las mismas que les servían en ocasiones como armas y que las veneraban, además, para que no les hicieran daño. La supervivencia del apellido Machacuay, entre los actuales indígenas de la provincia, nos lleva a este convencimiento.

Entre los huancapampas, asimismo, presumo reinó el culto al dios Huari, pues cerca de la capital de la provincia existe la Comunidad de Indígenas, oficialmente reconocida: Huari-Kancha, vocablo que quiere decir: el templo de la vicuña o de un dios misterioso del viento o de las cordilleras, que llamaron, en otras latitudes: Huari.

Tengo la evidencia, aunque ningún cronista lo ha relatado, que alguna "nación" de los huancapampas. estuvo consagrada al culto de la divinidad Pariakaka. Divinidad, costeña que se presume perteneció al cuito de los "huallas" o yuncas de los valles de Lima, así como al de los "Huanchos" (de ascendencia aimara), tribus que impusieron este Dios en toda la zona andina de Lima. Esta evidencia, se corrobora con la existencia del cerro "Pariakaka" en las inmediaciones de la ciudad de Huancabamba. A esta divinidad y a fas otras que adoraron los huancapampas, debieron ofrendarles sacrificios humanos y de pacochas (llamas blancas). En Huancabamba existe un lugar denominado Jacocha corrupción, sin duda, de pacocha. Esta, práctica de los sacrificios se acredita además, con la existencia de morteros descubiertos en excavaciones realizadas en los alrededores de la ciudad de Huancabamba. En ellos se recibía la sangre proveniente de los sacrificios. Tengo un Maray de estos, de consistente piedra, que es una verdadera obra de arte.

Entre las constantes luchas que protagonizaban entre sí los huancapampas, los vencedores arrebataban, como premio, a las mujeres e hijas de los vencidos; y, los varones, se comían entre ellos.

Por esta situación, por la desorganización imperante en estas tribus, la conquista de los huancapampas se operó con mucha facilidad, no ofrecieron resistencia, huyeron despavoridos a los bosques y regiones frígidas, guareciéndose en las cuevas; algunos murieron de hambre, otros por no correr idéntica suerte acabaron por sujetarse a la autoridad del Inca.

Posesionado el Inca de los huancapampas, ordenó a sus ingenieros la apertura de canales, la enseñanza de la agricultura; se preocupó de vestirles con trajes de algodón y lana, pues que vivían desnudos en su mayor parte. Implantó el culto al Sol, mandando levantar un templo para el Sol y casa de escogidas (Vírgenes del Sol), Asimismo, debió edificar un palacio para él, sus capitanes y para sus consejeros, porque era costumbre de estos señores no habitar por mucho tiempo en casa de sus vasallos.

En Jicate, en medio de una extensión plana de tierras, existen actualmente unos cimientos de piedras que debieron servir de base a un palacio de forma rectangular construido de adobe. Y en "Vado Grande", 2 km, más arriba, existen todavía, dos compartimentos espaciosos de adobe, divididos por un gran postigo, cuyas paredes tienen 3 metros, más o menos, de altura y su área es la que tiene nuestra Plazuela Merino. Los muros de piedra pequeña, magníficamente tallada, sobre la ribera derecha de una quebrada, tienen una altura dé 1.30 mts., aproximadamente; de superficie externa liza, que afecta diferentes formas geométricas, dominando la cúbica. Sobre la derecha de los compartimentos, se levanta un cerro poco rocoso.

El palacio del Inca, debió ser el de Jicate y el Templo del Sol y casa para las escogidas o esposas del Sol, el de Vado Grande, porque tratándose de la construcción de Vado Grande, así nos inducen a pensar sus escalinatas, que son. También, de sillares de piedra tallada, delante de las cuales hay una área de tierras que debió servir de escenario a la festividad del Intiraymi.

El origen incásico de estos edificios se deduce por las características de los cimientos y por el adobe grande que emplearon en las paredes, adobes unidos con una argamasa gruesa. Guarda similitud esta técnica arquitectónica con, la del Templo al Sol que los Incas levantaron en Pachacámac.

La mayor parte del templo de Vado Grande, ha sido destruida por la ambición del cultivo, y sería muy sensible que destruyeran las habitaciones que aún quedan, peligro que deben despejar los funcio¬narios encargados de la conservación de estas reliquias históricas.

Dotó también el Inca a los huancapampas, de sacerdotes y personas versadas en el conocimiento de las leyes y costumbres imperiales. Les prohibió comer carne humana, amenazándolos con la pérdida de la vida y destrucción total.

Para facilitar está portentosa obra de adoctrinamiento y el desarrollo de un buen gobierno, el Inca se esforzó por aglutinar en pueblos a sus flamantes súbditos, porque vio que estas gentes se encontraban muy diseminadas. A esta época remontaríamos el origen de los actuales Distritos: Canchaque, Huarmaca y Sondor, así como el de algunas aldeas campesinas que aun existen, como Cachsa-koto y Pariamarka, entre otras, cuya traducción hemos creído conveniente hacer, para una mayor ilustración.

CANCHAQUE.- el distrito más visitado y admitido por quienes aman el paisaje, el clima y el agua golpeada de las vertientes, para algunos entendidos en quechua, fue el lugar donde llegaba el chasqui. Para mí, un profano en esta materia, tendría distinta significación: Kancha, se traduce por patio, lugar o espacio, cercado, ámbito para deportes o espectáculos, redondel de coliseo, muralla, corral sagrado o para ganado; y chaqui: pie. A primera vista, hoy, el floreciente distrito se ofrece al observador como una espaciosa ensenada enverdecida por un bosque de naranja y cafetal, cercado en su altura izquierda y por la cabecera de cerros, en tal forma, que parecen haber sido dispuestas por la mano prodigiosa de un artífice. En el pie por donde se penetra al pueblo, la carretera, incrustada en la roca, y una quebrada, se estrechan entre dos elevados peñones lindantes con el fundo "La Afiladera". A esta configuración sui-géneris, debería, en mi opinión, su nombre, este pueblo de belleza sin par.

HUARMACA.- de cercano parecido a Canchaque, y colindante con éste, significaría, para unos: zona de servidumbre. Haruma dicen, es servidumbre, y ka: zona. Mas, según Diego González Holguín, Huarma: es muchacho y huarmi: mujer chica o grande, o manceba. Para F. Domingo de Santo Tomás, Guarma o Guamara, es mozo o moza de pequeña edad. Traducción semejante, la ha dado Jorge A. Lira. Warma, vendría a ser: púber, adolescente, dé edad que oscila entre los 15 a 25 años.

Y en cuanto a caca: sierra; o bien ccacca: peñolería. Se me ocurre, por esto, que en alguna lucha librada por los moradores de esta zona con otra tribu a la que favoreció la suerte, ésta, después de aniquilar a los adultos, les arrebató a sus mujeres e hijas mayores, quedando solamente los niños adolescentes.
SONDOR
.- ¿deriva de Suntur? El padre Bernabé Cobo, afirma que Sinchi Roca inventó el Suntur paucar, (de plumería de colores). Cuando a los jóvenes armaban de caballeros, ofrecían sacrificios a Viracocha, los que iban precedidos por el Suntur Paucar, que significa: Cetro de mando. Me inclino a creer, más bien, que Sóndor, proviene de SONDOR PAUCA. Este célebre cronista, ha relatado la fiesta del ITU ("Ceremonia invocatoria al sol, para conjurar los males", según J. A. Lira). En esta fiesta, a continuación del ayuno, solían sacrificar "carneros" de determinados colores de acuerdo a las finalidades que pretendían lograr con la fiesta, y, a veces, niños: después, los que participaban en la ceremonia, se vestían con trajes propios para esta fiesta y lucían collares de conchas, en las manos llevaban una bolsa pequeña, a la que llamaban Sondorpauca. Quizá fue en Sóndor, donde por primera vez se implantó esta fiesta distinguiéndose sus moradores por la vistosidad, de estas bolsas.

CACHSAKOTO: de Cachas: espina o campos de espinas; y Koto pequeña colina o morro donde hay una aldea, caserío o villa que forma parte de una ciudad. Por consiguiente, Cachsacoto puede significar un caserío integrante de una ciudad, en una porción de tierra cubierta de espinas.

Y, finalmente, Pariamarca: Población moderna sobre ruinas antiguas.
Los huancapampas se asimilaron, con asombro del Inca, a sus sabias enseñanzas.
Garcilaso Inca de la Vega, apunta: "cultivaron la provincia de manera que fue una de las mejores que hubo en el Perú"; que "en breve tiempo fueron muy políticos", y que ésta provincia "fue una de las mejores que hubo en el Imperio de los incas". Valiosísimos juicios que rebasan de orgullo el corazón de los que hemos nacido en esta hermosa tierra, de panorama que no tiene paradigma en el país, donde aún florecen laboriosas comunidades indígenas.

IV
Alentado por los resultados positivos de esta fecunda obra civilizadora, este Inca generoso y severo, que castigaba con pena de muerte a los mentirosos, se dirigió con su ejército hacia los extensos dominios de los AYAHUACAS, colindantes con el reino de los quitus.

Aya: significa cadáver y huaca: ídolos, figurillas de hombres y animales que llevaban consigo; o, también (Gvaca templo de ídolos o el propio ídolo; y, asimismo Waka: dios familiar ó doméstico o e! idolillo que lo personifica; Osario donde se encuentran tesoros con penates y utensilios, De modo que los ayahuacas eran tribus muy afectas a llevar con sigo pequeños ídolos que encarnaban a sus dioses y que gustaban de enterrar en el sepulcro de sus muertos, en gracia a que sus ídolos los preservaban en vida de los males naturales y sobrenaturales que ellos temían.

Fiel a la costumbre de sus ilustres antecesores, nuestro Inca, en plena marcha envió algunos emisarios a requerir a los ayahuacas a fin de que se rindieran pacíficamente, evitando las consecuencias de un violento encuentro cruentoso y su secuela de peripecias: pérdida de cosechas, hambruna, etc. Empero, tan gentil proposición fue rechazada airadamente por los jefes de estas tribus y sus aliados, haciendo hincapié en que no necesitaban ningún beneficio de los que se les ofrecía, porque lo mejor que podían esperar de Túpac Yupanqui era que los dejara vivir en la libertad de que disfrutaban y que se regresara en paz, pues no querían someterse a sus designios.

Ante esta rotunda negativa, el ejército incaico no tuvo otra alternativa que acometerlos a sangre y fuego, sin ningún miramiento. Obstinada y valiente resistencia opusieron los ayahuacas y sus aliados parapetados en sus estratégicas fortalezas, dando lugar a que los guerreros del Inca pusieran en juego toda su estrategia y vitalizaran su incontenible impulso bélico. En esta lucha intensa sin tregua, el ejército real soportando considerables e insospechadas bajas que, al final, alcanzaron a 8 mil fue capturando con singular denuedo fortaleza tras fortaleza, replegándose los ayahuacas hacia elevados picachos, donde eran cercados, sin poder obtener abastecimientos, Tan dura lucha, fue prologándose, aumentando el éxito de las operaciones del ejército conquistador. En los centros poblados sólo quedaban las mujeres, los niños y los ancianos, expuestos a toda clase de angustias y sufrimientos. Sus cultivos se perdían con el abandono. Pero los empecinados ayahuacas preferían encontrar la muerte antes que perder su libertad. No obstante, al sentir progresivamente el ataque despiadado del ejército del Tawantinsuyu, veterano en contiendas de esta magnitud, y compulsando lo estéril de su porfiada resistencia, meditando en que otras naciones habían ganado provechosas ventajas sometiéndole pacíficamente al Imperio y a la voluntad del Inca, y como quiera que sus fuerzas iban debilitándose más y más, los capitanes de los ayahuacas resolvieron la anexión de la provincia al Imperio y acatar la voluntad, de su Rey. Algunos Soldados rebeldes, se negaron a seguir a sus capitanes y se amotinaron, pero, poco a poco, después, comprendiendo que si la lucha continuaba les sobrevendría la total destrucción, acabaron por rendirse.

El Inca recibió a los vencidos con mucha clemencia, habitual en él, deplorando que tan pertinaz resistencia hubiera causado miseria y desolación entre los infortunados ayahuacas. Y como un crecido número de ellos pereció en el fragor de la lid, mandó inmediatamente traer gente de otras provincias para que repoblasen esta provincia y las cultivaran sus tierras, que habían quedado en situación precaria.
Al mismo tiempo, dictó las providencias necesarias para el gobierno, extirpó sus idolatrías y estableció el culto al Sol.

Al término de esta acción, cuentan que el Inca se sintió sobremanera, mortificado, no tanto por los sinsabores que lo sobrecogieron, sino por las fatales consecuencias que sufrieron, los tenaces ayahuacas, con la disminución de su población y la postración, de su economía.

En seguida se retiró al Cusco constantemente solía decir que si en las provincias que existían más adelante de la de los ayahuacas, cundía el pernicioso ejemplo de su temeraria resistencia, se abstendría de llevar a cabo nuevas conquistas, hasta que sus habitantes demostraran un ánimo propicio para someterse voluntariamente al invencible Imperio.

Esta provincia, de Ayahuaca estaba compuesta, también, de diferentes naciones, pero tenían cierta organización política, sus habitantes estaban concentrados en pueblos y se habían construido sus propias fortalezas. Adoptaron la costumbre de reunirse periódicamente para tratar de asegurar el bienestar común y la integridad de su territorio. Y aunque no estaban supeditados a la autoridad estable de ningún Señor, sin embargo, por acuerdo general, designaban Gobernadores para los tiempos de paz y Capitanes para las emergencias de guerra, a todos los cuales tributaban rendida obediencia durante el ejercicio de los cargos conferidos espontáneamente por ellos.

V
La marcha de Huayna Cápac, por nuestros valles, será objeto de otro bosquejo. Con el presente, no me ha guiado otro anhelo, que contribuir á exaltar desde esta tierra yunca, una de las figuras más señeras de nuestra historia, que extendió sus dominios hasta territorios que forman parte de repúblicas hermanas.

Todavía ahora, miramos con asombro el movimiento de los conquistadores a través de nuestro territorio, pero olvidamos las proezas de Túpac Yupanqui, surcando el mar en sus ligeras balsas y abriéndose paso en la enmarañada selva de las provincias cuya conquista he tratado. Soñador indesmayable, consolidada la conquista de Huánuco, alistó otro poderoso ejército, retornando para avasallar la provincia Cañari (Ecuador), y después de propagar personalmente su religión y leyes, de embellecer Tumipampa (Cuenca), con templos, empleando piedras traídas del Cuzco, conforme ha narrado Cieza de León, regresa al Cuzco; de donde, tras una edificante tarea, regresa para ganar las provincias ubicadas entre Tumipampa y confines de Quito, propósito que cumple, dirigiéndose otra vez al Cuzco, volviendo nuevamente para realizar con 40 mil hombres la conquista del reino de Quito, llamando más tarde á su hijo Huayna Cápac y a 12 mil hombres de refuerzo. Dejó a su hijo en el gobierno, trasladándose definitivamente al Cusco, a la edad de 200 años, refiere Guamán Poma de Ayala, siendo evidente que murió muy anciano. Su cadáver embalsamado, fue visto por el Inca Garcilaso de la Vega.

Deslumbrado por la gloria de sus hazañas, no cesaré en mi empeño de que en Piura, muy en especial, en Huancabamba y Ayavaca, dos provincias andinas de un común destino, se honre la memoria del sabio Inca, figura prócer de la unificación de nuestros pueblos, en la medida que lo reclama su gloriosa estirpe.
En vida le llamaban Túpac Yaya (Padre que resplandece). Que su recuerdo resplandezca en nuestros corazones.

PRIMER FESTIVAL DEL LIBRO PIURANO
OCTUBRE DE 1958

DE TANGARARA AL CHILCAL - FUNDACIONES Y TRASLADOS DE LA CIUDAD DE SAN MIGUEL DE PIURA


POR: NÉSTOR S. MARTOS GARRIDO

Sin vacilar puede decirse que la historia de Piura es nebulosa. De los tallanes, primitivos habitantes de esta región, tan poco se sabe que el prestigioso historiador y arqueólogo Hans Horckheimer habla sin reticencia del "oscuro complejo tallan". De los tiempos hispánicos ni el Acta de Fundación de San Miguel nos queda siquiera y aún no se ha cerrado el debate acerca de la fecha exacta de la fundación. No se han conservado los libros del Cabildo colonial, como se conservan los de Lima, Trujillo y otras ciudades del Peru. Un libro, solamente, se libró del vandalismo araucano y ha sido publicado por Ricardo Vegas García. El archivo notarial, donde hay algo así como cincuenta mil expedientes, es una desdicha, por el punible abandono en que se encuentra. Siendo así, no existiendo fuentes, la historia de Piura tiene que ser -como se ha dicho- nebulosa.

TANGARARA
En Tangarará, hacienda de la margen derecha del Chira, en 1932 se colocó -ad libitum-un obelisco en el sitio donde alguien supuso que Pizarro había fundado San Miguel cuatrocientos años atrás. Pero de esa "ciudad" que nunca llegó a serlo, por su pobreza, nada cierto se sabe. Jerez cuenta que estando Pizarro en Cajamarca, al saber que Almagro había llegado a la costa, desde el norte, le escribió que se complacía de su arribo, pero que no se detuviese en San Miguel, para que "no lo pusiesen en necesidad" y que salieran luego de ese punto y fuesen más al Sur, donde los caciques "tienen mucha abundancia de mantenimientos".

Muy mal les iría a los fundadores que se quedaron en San Miguel y que no fueron ni muchos ni los más audaces -éstos se fueron con Pizarro a Cajamarca- cuando en 1534 ya estaban aposentados en el poblado indígena de Piura.

PIURA LA VIEJA
Desde entonces - ¿1534?- la ciudad deja de llamarse simplemente San Miguel y adopta el de San Miguel de Piura. Más tarde perdió el nombre español. Y se ha quedado con el indígena, como Lima, que abandonó el nombre de Ciudad de los Reyes para quedarse con el que ahora tiene. Sobre San Miguel de Piura, cuyas ruinas aún existen en la margen derecha del río, en su curso medio, y en la hacienda Monte de los Padres, poco se sabe, asimismo, pero siempre algo más que sobre el primitivo San Miguel de Tangarará. Cieza de León, soldado cronista del siglo XVI, detalladamente hace referencia a la ciudad. En su recorrido por todo el Perú, Cieza de León anduvo por San Miguel de Piura el año 1547. No es muy hermosa la ciudad que Cieza de León describe, pero cuida el cronista viajero de hacer resaltar su importancia, y así dice:

"Dos jornadas más adelante de Puechos, está el ancho y gran valle de Piura, a donde se juntan dos o tres ríos, que es causa que el valle sea tan ancho, en el cual está fundada y edificada la ciudad de San Miguel; y no embargante que esta ciudad se tenga en esta tiempo en poca estimación, por ser los repartimientos cortos y pobres, es justo se conozca que merece ser honrada y privilegiada, por haber sido principio de lo que se ha hecho y asiento que los fuertes españoles tomaron antes que por ellos fuese preso el señor Atabalípa. Al principio estuvo poblada en el asiento que llaman Tangarará, de donde se pasó por ser sitio enfermo, a donde los españoles vivían con algunas enfermedades, a donde ahora está fundada es entre dos valles llanos muy frescos y llenos de arboledas, junto a la población, más cerca del un valle que del otro, en un asiento áspero y seco que no puede aunque lo han procurado, llevar el agua a él con acequias, como se hace en otras partes, muchas de los llanos, es algo enferma, a lo que dicen los que en ella han vivido, especialmente de los ojos; lo cual creo causan los vientos y grandes polvos del verano y las muchas humidades del invierno…"

ESCUDO DE ARMAS
Cuando Cieza llegó a San Miguel de Piura y tan humilde la encontró diez años hacía que Carlos V la había honrado con el escudo de armas, tantas veces mal copiado. Y fue el mismo día que a la Ciudad de los Reyes y a Trujillo, se les concediera igual distinción entonces tan codiciada. Carlos V, se encontraba en Valladolid el 7 de diciembre de 1637, cuando expidió la cédula con dicho privilegio. Mientras que a Lima se le concedía un escudo con tres coronas sobre campo azur y con las iniciales J. K (Juana y Carlos), a San Miguel concediéndolas de ángel, una balanza, un castillo, todo sobre campo de azur y con las iniciales S. M.- (San Miguel).

DESCRIPCIÓN DE LA CIUDAD
Existe una más completa descripción de San Miguel que la que nos ofrece Cieza de León, de la cual no se ha hecho mención anteriormente. Se trata de una relación histórico-geográfica y estadística, originada por real Orden de Felipe II, en la que sé absuelve un cuestionario detallando acerca de las diversas ciudades del Perú así tituladas:

1) Descripción de la ciudad de San Miguel de Piura.
2) Descripción de la tierra del Corregimiento de Abancay, de que es corregidor Niculoso de Fornee.
3) Breve relación de la ciudad de Trujillo y de las villas de Miraflores, la Parrilla, Arnedo y Cañete.
4) Descripción de la ciudad de La Plata, Cuzco, Huamanga y otros pueblos del Perú

Aunque no inéditas, estas descripciones son desconocidas, excepto para los eruditos. Fueron escritas en las últimas décadas del siglo XVI (1577-1600) y la que a San Miguel de. Piura se refiere consta de 194 ítemes numerados, respondiendo a igual número de preguntas, cuyo texto no ha llegado a nosotros. Textualmente, el ítem inicial dice así:

"1.La dicha ciudad de Sant Miguel es la primera que se pobló en los reinos del Pirú. Poblóla el marqués don Francisco Pizarro, año de 32 y en sustento de ella dejó parte de la gente que llevaba, y con los demás pasó adelante hasta Caxamalca, donde prendió a Tabalio (sic, por Atabálipa o Atahuallpa)".

Existe en la Academia de Historia un original o copia de esta descripción. Horacio H. Urteaga dice que se encuentra bien conservada y que consta de trece folios útiles, Lleva por título "ciudad de Sant Miguel de Piura" y después de otras letras en el blanco superior de la primera página: No. 204. Pirú – Céspedes - San Miguel de Piura. Primera población del Piru".

He aquí algunos de los ítemes más importantes de tan importante documento.

"3- Está poblada en un valle que se dice Piura, que es su propio nombre y no tiene significación",
Esta afirmación, hecha en los primeros hispánicos, es un argumento de fuerza en contra de la arbitraria etimología que se ha querido, dar al nombre de Piura (pirhua), troje o granero, en quechua.

"4- Parte términos la dicha ciudad: por el Norte con la ciudad de Santiago de Guallaquil, por el Sur con la de Truxillo y por el Este con la ciudad de Loxa Valladolid y Jaén; y Norte y sur terná de jurisdicción sesenta leguas poco más o menos, y por el Este hasta treinta".

Entiéndase que se daba el, nombre de ciudad no sólo a la parte propiamente urbana y poblada sino a toda la tierra de la jurisdicción. Cuando se dice Roma, refiriéndose á la del Imperio Romano no se dice por la que fundara Rómulo según la leyenda, sino urbe et orbi, la ciudad y el mundo, porque todo el mundo conocido estaba bajo la jurisdicción de Roma.

"15. En Términos de la dicha ciudad hay dos puertos, el uno de Tumbes, que solía frecuentarse, pero ya por maravilla llega barco a él; y el otro el de Payta en el cual pocos navíos dejan de tomar puerto así de los que suben como los que bajan. Es muy buen puerto y grande a manera de abaya (sic, quizá por bahía) donde pueden surgir mil navíos y muy grandados, sin que puedan tener riesgo".

Confirmase así que Tumbes, por donde desembarcaron inicialmente los conquistadores, pronto perdió su importancia, mientras que surgió Paita, por donde bajaban a tierra los virreyes para seguir viaje por los llanos a la Ciudad de los Reyes, evitando la morosa travesía marítima obstaculizada por la corriente peruana de Humboldt.

"16, Tiene gran fondo el dicho, puerto, y entradas y salidas muy limpias, aunque el agua y leña es de acarreo por la mar en balsas, porque la población del dicho puerto está en un arenal seco, y por el trato y frecuentación están allí españoles poblados y naturales, que provee de todo lo necesario a los navíos que llegan".

Estos españoles que estaban radicados en el puerto, iban más tarde a aumentar en número con los que se vieron obligados a abandonar Piura, por las inclemencias del clima y principalmente por los "mosquitos". A este respecto la misma descripción dice:

"27.El valle donde está poblada la dicha ciudad y en los demás de sus términos, hay mosquitos que dan fastidio, y en algunas partes víboras y culebras. Hacen poco daño".

Añadiremos un extracto de determinadas partes:
La ciudad es muy cálida, por estar a 25 leguas del mar y no correr vientos marinos sino los calientes de los llanos. El sitio es enfermo. Los vientos de la sierra cuando soplan, son frescos y sanos. Pocas veces llueve. Los años lluviosos se tienen, por dañosos y enfermos. Muchos de los naturales hay faltos de vista y con nubes. También hay calenturas que no son contagiosas. Se curan con purgas y sangrías y con aguas compacionadas (sic) para los ojos. Las ovejas cuestan un peso y menos; las cabras medio peso; los puercos, cinco y las vacas seis. Sólo quedan dieciséis vecinos con repartimientos...

TRASLADO -A PAYTA
Posiblemente en 1578, los. Pobladores de San Miguel de Piura la abandonaron y se trasladaron la mayoría de ellos a Payta, otros a Catacaos y al valle del Chira. Se ha atribuido este segundo éxodo a las enfermedades (calenturas y mal de ojos).

Pero en Paita, los piuranos no pudieron permanecer mucho tiempo. Apenas 10 años. Cuando gobernaba al Perú Don Francisco de Toledo ya le pedían que trasladase la población a otro lugar, pues muy mal la pasaban en el puerto, principalmente por la falta de agua y leña, que había que conducirlas desde la desembocadura del Chira por medio de balsas, con gran dificultad y peligro. No había sembríos tampoco y por lo mismo las provisiones para los pobladores y el forraje para los caballos había que llevarlos también por mar desde el valle distante.

Pero no alcanzó o no quiso don Francisco de Toledo ordenar la traslación. Está probado, no obstante, que consultó sobre ello al Rey de España. Tampoco autorizó el traslado, el sexto Virrey don Martín Enríquez de Almanza. Fue el sétimo Virrey, don Fernando Torres y Portugal, Conde de Villar don Pardo, el que sin solicitar la aquiescencia del Rey; movido por la necesidad y las múltiples súplicas de los piuranos-paiteños, ordenó la traslación al sitio donde hoy la ciudad se encuentra, denominado entonces Chilcal.

En la Audiencia de Lima, uno de los Oidores el Licenciado Marañon se opuso al traslado definitivo; pero el Virrey procedió y asumió la responsabilidad, quizá si porque alguna simpatía guardaba a los que en Paita moraban, ya que cuando vino de España y en Paita desembarcó, fue atacado por una enfermedad y los pobladores tuvieron ocasión de servirle y atenderlo con mucha solicitud (Don Fernando era delicado de salud y viejo cuando vino al Perú. Don Ricardo Palma afirma que se le llamaba "El Temblecón")

CARTA DEL VIRREY A SU MAJESTAD
Como la descripción de la ciudad de San Miguel citada más arriba, poco conocida es también la carta dirigida por el Virrey Torres y Portugal a Su Majestad el Rey, noticiándole de su decisión de trasladar la población al valle de Catacaos, que es donde se encuentra desde 1588. En dicha carta, cuyo original se conserva en el Archivo de Indias, se ve que lo que acabó por determinar al virrey para autorizar el traslado, fue el asalto que sufrió Paita de parte del pirata. Cavendish, respecto de lo cual, el Virrey textualmente dice: "...y después llegados los tres navíos de ingleses de el capitán Thomás Lanys (sic, por Tomás Cavendish) que el año pasado entraron en este mar del Sur al dicho puerto de Payta con la mucha flaqueza y poca resistencia de gente que en él hallaron, entraron a la ciudad y quemaron casi todas las casas que serían veinte y cinco o treinta, la mayor parte de cañas, pajicas y las otras de adobes..."

En el mismo documento —que habría que publicar íntegramente- Torres y Portugal, oscuro Virrey, pero inolvidable para Piura, comunica a Felipe II que ha procedido a enviar al Capitán Juan Cadalzo Salazar para que visitase los llanos y trasladase la ciudad" y la trazase y fundase "en el dicho valle (de Catacaos) donde los indios no recibiesen daño

LA FUNDACIÓN DEFINITIVA
De cómo cumplió su misión Cadalzo y Salazar hay mucho que decir, que no cabría dentro de este trabajo necesariamente condensado. Se apuntará solamente que la fundación oficial se efectuó, con toda la solemnidad exigida por las disposiciones de la Corona, el día 15 de agosto de 1588, día del Tránsito —por lo que el nombre oficial de la ciudad era San Miguel del Tránsito de Piura-  y que Cadalzo Salazar dictó ipso-facto las primeras ordenanzas que sirvieron para reglamentar la vida comunal de Piura.

Del acta de la fundación definitiva y de las ordenanzas de que acaba de hacerse mención también existen copias, cuyos textos  -lo mismo que los documentos anteriormente citados- son poco menos desconocidos, excepto para los historiógrafos, y habrá que procurar su publicación.

EL REY NO APROBÓ EL TRASLADO SIN SU PREVIO CONSENTIMIENTO

Para finalizar, un aporte novedoso, aunque de larga data no se ha dicho por ningún historiador de Piura que el Rey de España no aprobó que se hubiera hecho el traslado definitivo de la población de Paita al Chilcal, sin habérsele consultado previamente. No otra cosa significa la acotación puesta al margen del documento pertinente, con la rúbrica del Rey.

Nos referimos a una relación o resumen de la carta del Virrey Torres y Portugal ya mencionada, al margen de la cual el secretario anotaba lo que debía contestarse en nombre del Rey. Tales anotaciones marginales las rubricaba el propio soberano y servían de borrador para la respuesta. La acotación, puesta al margen de la noticia sobre el traslado de la ciudad -el original también se encuentra en el Archivo de Indias copiada textualmente, dice:

"Que es de creer que se habrá procedido como conviene, aunque sin dejar de ser de algún inconveniente  tanta mudanza (era la tercera mudanza) y el quedar aquel puerto (Paita) desamparado; pero por ser cosa que él (el Virrey) —como quien tiene la cosa presente-» la habrá mirado bien, y así se le remite (de remisión, perdón) todo, aunque sería bien que, para hacer una mudanza como esta de la ciudad, se diese primero cuenta a Su Majestad. (Una rúbrica)"

Llega a saberse por eso que el Virrey Torres Portugal obtuvo remisión o perdón por haber trasladado la ciudad de Piura al Chilcal de Tácala, sin haberlo previamente consultado y sin la anuencia previa del Rey.

Bibliografía

Horkhemier.- Vistas Arqueológicas del Noroeste del Perú.
Jerez.- Verdadera Relación de la Conquista del Perú.
Cieza de León.- La Crónica del Perú.
Ricardo Palma.- Tradiciones Peruanas.
Urteaga.- Colección de Libros y Documentos
Levillier.- Gobernantes del Perú

PRIMER FESTIVAL DEL LIBRO PIURANO
OCTUBRE DE 1958