domingo, 10 de julio de 2022

LA PIURA EN LA QUE CREO

Entrevista con LAS

Miguel Gerónimo Seminario y Jaime

Miguel Gerónimo Seminario y Jaime murió el 22 de abril de 1851

Mis nietos Santiago y Adriana Godos Flores

En Piura la minería responsable puede apalancar la agricultura.

Mario Vargas Llosa, Alcaldesa Mónica Zapata,
Juan Reyes, Miguel Godos

Luciano Castillo Colonna

Miguel Godos Curay en la UDEP

Cortesía del inolvidable Luis Alberto Sánchez (LAS)


Por: Miguel Godos Curay                                                        

CREO en la grandeza superior de mi tierra, en sus entrañas preserva la riqueza mineral: oro, hierro, molibdeno, fosfatos, litio, cobre y petróleo,

CREO en su fervor cristiano y en la veneración devota de mis abuelos al Cristo Cautivo de Ayabaca, al Cristo de Chocán y a la Madre de las Mercedes protectores de nuestros desvelos y ruegos perennes por la patria,

CREO en San Miguel de Tangarará, la primera ciudad hispánica fundada en el Pacífico sur por Francisco Pizarro en las ubérrimas y cananeas orillas del Chira,

CREO en el martirio del Cacique de Amotape y los trece señores del valle del Chira para escarmiento quemados en la hoguera,

CREO en la epopeya excelsa del Almirante Miguel Grau, faro de luz, guía y ejemplo de gigantesca estatura moral a los hijos de esta tierra, creo en Grau reserva moral del Perú y celoso guardián de la Constitución ante la vil afrenta;

CREO en la belleza esplendida de su mar turquesa en donde los hombres extraen   el pez de cada día, sabor esencial del cebiche por excelencia, plato nacional,

CREO en la fecundidad de la tierra alimento vivo de las familias que pueblan sus valles feraces desde la costa hasta el ande;

CREO en la laboriosidad de sus mujeres diestras en el huso y el telar para convertir la lana de la esquila en ponchos y alforjas. Manos milagrosas de madres y abuelas al pie del fogón, donde hierve la chicha y se cocina el tamal. Sabores de la tierra.

Roberto Soto, Lelis Revolledo, Luis Nieto Miranda,
 Alberto Alarcón y Miguel Godos en  la redacción
de  CORREO

CREO en la argentina belleza de la luna de Paita fascinación de Carletti   y el radiante e inextinguible sol de Colán que tibia y calienta la curativa arena para los baños y penitencias;

CREO en algarrobo enhiesto de la vida habitante pleno de vitalidad en el oasis verde del arenal, inspirador de bardos y poetas, siempre vital, siempre inmortal ante las sequías. Recio ante las indiferencias de las bestias que se obstinan  en talarlos para sembrar cemento perversa afrenta a la ecología y el ambiente;

CREO en el algarrobo de Piura graduado en ingeniería descubriendo con sus raíces las miserias de las malas construcciones en las obras públicas;

CREO en el río Piura, caprichoso y asombroso señor de las buenas cosechas y de las desgarradoras tragedias tras la inundación,

CREO en los hatos de cabras, la vaca del pobre, dispensadora de leche  insumo imprescindible para las natillas delicia del paladar,

CREO en la dulzura del alfeñique y el bocadillo, en el quesillo con miel, la acuña y el gofio vigorosos productos de la tierra generosa,

CREO en la chicha de jora para aplacar la sed de los caminantes y el clarito acompañante de los piqueos en las ramadas en el desborde de la amistad,

CREO en el chifle inseparable de la cecina ,carne seca bocado de los arrieros y trajinantes siempre junto al seco de cabrito cocido en olla de barro,

CREO en la inteligencia de sus hijos Ignacio Escudero, Luis Antonio Eguiguren y Luciano Castillo siempre leales a la justicia y a la ley

CREO en el requiebro saleroso del tondero desafiando el golpe de arpa, el cajón y las vihuelas,

CREO en el martirio de Luis Antonio  Paredes Maceda, Heriberto  Arroyo Mío  y  Ricardo Ramos Plata que  ofrendaron su vida por la causa regional,

CREO en la sabiduría de Cayetano Heredia, Ronald Woodman Pollit y Arturo Mendoza Huertas  nacidos brillantes para las ciencias,

CREO en la ofrenda pictórica de sus pintores como Ignacio Merino, Luis Montero, Felipe Cossío del Pomar, Víctor Delfín Ramírez y Rosendo Li Rubio,

CREO en la esplendida creación de Luis Agurto Olaya, Alberto Guzmán y Oscar Aquino

CREO en la lira dorada de sus vates como Carlos Augusto Salaverry, Juan María Merino Vigil, Marco Martos Carrera, Teodoro Garcés Negrón, José María Gahona, Alberto Alarcón, Sigifredo Burneo y Houdini Guerrero.

CREO en las poetas sensitivas Carlota Ramos de Santolaya, Elvira Castro de Quiroz y Luz del Carmen Arrese;

CREO en la valentía justiciera de Vicente García y los comuneros de Santo Domingo y  Chalaco defendiendo con coraje sus tierras;

CREO en la pluma fértil de Miguel Gutiérrez Correa, cronista del asombro y la epopeya de sal de la Piura irredenta;

CREO en el piajeno, equino forjador de caminos, civilizador provinciano, en la Piura de dunas y arenales. Señor de las caravanas inmensas de barricas de petróleo;

CREO en la honradez, el sacrificio y la entrega de nuestros abuelos forjadores fervorosos de la educación y el progreso,

CREO en el vigor de sus universidades forjadoras de futuro, en la investigación científica  y el valor de sus recursos nauturales palanca económica del progreso, creo en las humanidades y las artes  que elevan el espíritu y las inteligencias. Creo en los que enseñan con la verdad y sabiduría para nutrir conciencias;

CREO en los maestros  formadores  de nuestros niños y jóvenes  en los villorrios olvidados de la sierra,

CREO en los mártires petroleros como Alejandro Taboada y trovadores de la lucha como Pedro Miguel Arrese cuya antorcha de lucha no se extingue,

CREO en los cientos de piuranos muertos en la pandemia sin el calor vital del amor, el afecto  familiar y el adiós prometido,

CREO venceremos al mal. Nos sacudiremos de la peste mortal con incondicional disciplina, con coraje y solidaria entrega,

CREO en la cortesía, la amabilidad y el respeto valores de unidad en nuestras familias solidarias y siempre generosas,

CREO en los proyectos ambiciosos de Isaías Garrido para unir Paita con el Marañón con el tren de progreso,

CREO en la inversión que no despoja ni envenena la tierra. CREO en la inversión que activa la economía multiplicando el empleo y honrando al fisco con sus obligaciones,

CREO en la universidad que forma a los piuranos del futuro con dignidad, con docencia y con decencia, con ciencia por encima de la procacidad,

CREO en el Atlético Grau, de Juan Seminario , Meleque Suárez, Chochas Zapata que colmaban al unísono grito de ¡gol! los estadios;

CREO en el numen incandescente de Miguel Correa, Pedro Miguel Arrese, Rafael Otero, Adrián Flores, Guillermo Riofrío, Miguel Ciccia  y el Mote Ramírez semillas de fe, añoranza y sentimientos puros en la santa tierra;

CREO en la agonía amante de Manolita Sáenz en la afiebrada tarde del puerto de Paita,

CREO en Simón Rodríguez el maestro que forjó al Libertador para un continente y vino a entregar sus cenizas en el pueblo de Amotape,

CREO en el café de Canchaque conjurador de sueños, bálsamo de inspiración y  de recuerdos,

CREO en el guarapo, la pócima, la primera, el aguardiente serrano, la cachaza, el vinillo y el resaque del zumo etílico de la caña,

CREO en el pan nuestro entrañable de los hornos de maestros panaderos como los Cotos, Suárez, Navarro, Cruz, Álvarez y Vallejos maestros de la masa geniales inventores de las cachangas, los chumbeques, las tortas de viento y las galletas de agua;

CREO en los cronistas de esta tierra Carlos Robles Rázuri, Jorge Moscol Urbina, José H. Estrada Morales y Juan Alvarado Chuyes que nos legaron la piuranidad esencial que estremece y conmueve, a ellos se suma el click  que inmortaliza los recuerdos de Pedro Montero, Fernández y Arturo Davies,Aldo Cango y el Chino Chong;

CREO en la carcajada sonora   compañía inseparable del chiste sechurano y en la devoción salvífica del Catacao,

CREO en el agua bendita de las fuentes arrancadas del mar del santuario mercedario de Paita,

CREO en la riqueza del desierto de  Sechura: fosfatos, calizas, diatomitas, salmueras, gas y petróleo y el capital espiritual que cimienta su santuario,

CREO en los churres, los mangos verdes con sal, las raspadillas de tamarindo y los dulces de ciruela y coco,

CREO en un futuro con dignidad y calidad de vida para todos sus hijos por encima de los potentados inmobiliarios, la rapiña y los traficantes de tierras,

CREO en el maravilloso poder de la palabra escrita, en los libros y en las bibliotecas tal como lo soñaron Carmen Checa de Silva hija de esta tierra y Anahí Baylon Albizú que acarició sus anhelos hasta ver hecha realidad la Biblioteca Pública,

CREO en la farmacia de la esquina con el remedio efectivo y discreto para todos los males, creo en las recetas inolvidables de la abuela irreductibles a la cosmetología publicitaria,

CREO en la eficaz farmacopea y herbolaria de Sabina Guerrero con recetas milenarias. Las plantas nos acompañan desde el origen de la tierra,

CREO en el perro, el gato y el perico, las mascotas del refugio familiar más dúctiles que el celular bloquea conciencias,

CREO en la tabla de sumar, restar y multiplicar, en el silabario Mantilla y la contabilidad con pepas de tamarindo que deslumbró nuestros infantiles cerebros,

CREO en los ángeles custodios tal como aprendimos en el catecismo dominical y en el poder de la oración al empezar el día,

CREO en la alegría y el destello de felicidad de la familia reunida. CREO en Piura, CREO en su gente, CREO en el poder del bien sobre el mal, CREO en la verdad por encima de la farsa y las mentiras. CREO en el aseo vecinal, en plantar un árbol para refrescar el hogar, CREO en la limonada el sano néctar superior de esta tierra generosa.

CREO en Piura como el mejor lugar para vivir. CREO en mí mismo como parte de esta proeza de conducir a Piura hacia el progreso sin temor a las tinieblas,

CREO en la firmeza impecable para conducir la cosa pública. Atesoro a mi familia y a mis libros. La vida dura tan poco y se escurre como agua entre los dedos. Piura tiene todo en lo que CREO.  ¿Para qué quiero más?

  

jueves, 5 de septiembre de 2019

LOS POETAS DE LA TIERRA DE PIURA


Investidura con el Doctorado Honoris Causa al Dr. Marco Gerardo Martos
Carrera





















  Por: Dr. Marco Gerardo Martos Carrera
Otorgamiento del Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Piura

Excelentísimo Vice Gran Canciller:

Sólo tengo palabras de gratitud para el claustro, por conferirme este alto honor que me otorga hoy día, absolutamente inesperado. Para mi tiene un valor absoluto puesto que se trata de una institución enraizada en Piura que es mi ciudad natal, a la que tanto amo. Y he cavilado sobre que decir en este día de celebración.

He consagrado mi vida a la poesía y creo es justo decir una palabra sobre ella en  nuestra región, de forma concentrada. Nadie duda en señalar a Carlos Augusto Salaverry (La Solana, 1830- París, 1891) como el iniciador de la poesía republicana en nuestros lares. El poeta viene con su melancolía a mi mesa de trabajo. Arriba de Lancones, de Sullana, de Piura, de París, de lágrimas de Ismenia Torres, de la parálisis, de todo lo perdido en el vaivén de los años. Hay un rumor de sables el día de su nacimiento, la tranquilidad de los algarrobos en la tardes del verano, el dolor de una madre que se separa de su vástago y las intrigas de toda la vida de los gobiernos y de los militares. Muere su padre Felipe Santiago fusilado y le queda la convicción de que la vida solo es una conjunto de dolores supremos. Los recuerdos dice, son mentiras del pasado, y la esperanzas, mentiras venideras.

Nadie cantó en Sullana, en Piura,  con tal dulzura, con tanto afecto y nostalgia por lo perdido. Somos lo que fue, el ayer, lo desdichado, la súbita iluminación de lo amado en lo más lúgubres. Hubieron que pasar muchos años, para que  nos naciesen en Piura otros líricos notables. Sin embargo a Salaverry poco se leyó en vida en nuestra ciudad.
El primer poeta que pude leer en mi adolescencia, en los años cincuenta del siglo pasado, poeta de verdad, fue Juan María Merino Vigil (Ayabaca,1.01.1906- Hacienda San Pablo-21.06.1951), casi un desconocido en la literatura peruana, natural de Ayabaca, ciudad que casi nunca abandonó salvo para esporádicas visitas a Piura y Lima. Probablemente nacido a fines del siglo XIX, fue, según dicen un profundo conocedor de la  tradición  literaria y un escritor muy fino, como podemos advertirlo por el poema que ha llegado hasta nuestras manos titulado “La golondrina”.

Yo soy como esa golondrina
que ha cortado los oros del espacio.
Saeta que vuela al infinito
azul de los profundos cielos.
Tiembla la negra noche por llegar
pero todavía quedan para mis ojos de la tarde
azules eternos del espacio.
Yo soy mi tiempo que vuela en el espacio
quebrando los oros vespertinos.
Yo soy ese pequeño pájaro efímero.

Se necesita vivir con  mucha intensidad para poder concentrar en pocas líneas la imagen exacta de la vida humana. Merino Vigil decía algo que me concernía y era mucho más intenso que casi todos los autores que estudiaba en la escuela. Pero nunca lo vi, ni siquiera en fotografía, aunque en las calles de Piura pude alternar con gente que lo conocía como José Estrada Morales o Federico Varillas Castro, mis queridos profesores, maestros en el colegio San Miguel. Aquí y allá, en distintas publicaciones de los años cincuenta, se difundieron algunas poesías de Merino Vigil, que están esperando a un estudioso de hogaño que las recoja y estudie  para tener por fin, un volumen de un poeta notable que merece entrar en el canon literario nacional.

En mi adolescencia, el poeta de Piura era Joaquín Ramos Ríos, alguien que había vivido en Alemania antes de la segunda guerra mundial, se decía que estudiando Medicina, pero en realidad disfrutando una intensa pero no improductiva bohemia; de vuela al lar recitaba bajo la luz de la luna a Hölderling, a Goethe, a García Lorca, a Merino Vigil y a sí mismo, en parques, plazas, malecones, y ocasionalmente en teatros de la ciudad y aquí le rindo homenaje. En las noches cálidas, cuando regresaba a mi casa, después de jugar interminables partidas de ajedrez, en la Plaza Merino veía su inconfundible figura, rodeada de algunos amigos curiosos, haciendo gestos y modulando los versos en alemán o castellano, por puro placer. Hace poco el año pasado, pude visitar por primera vez, la casa donde vivió y escribí en su honor estas palabras:

Duende

Las casonas de San Miguel de Piura
crujen y tiritan en las noches de julio.
Circulan duendes en sus zaguanes y corredores
y hay brasas calientes todavía en sus cocinas silenciosas.
Se vendrán abajo cualquier tarde,
un temblor, un viento huracanado.
Nadie tiene las llaves de sus candados herrumbrados.
Las aldabas lucían hermosas en tiempos de fastos.
Nadie sabe nada de los fantasmas,
salvo la poesía que intuye los comienzos.
En una de esas casas de paredes agrietadas
 vivió Joaquín recitando a Heine,  a Goethe,
en el jardín de los papelillos, del mango ciruelo.
Un día se fue volando por la ventana,
se confundió con el cielo añil, con las uvas azules.
Regresa cuando quiere en las noches de luna,
se queda en el patio, hablando solo, a la intemperie.

El otro poeta que deseo evocar es  Juan Luis Velásquez (1903-1970) quien es el poeta piurano que alcanzó una difusión sostenida a partir de su primer libro de poemas Perfil de frente de 1923, texto que con un insólito título se inscribió formalmente en la vanguardia aunque tenía resabios modernistas. Amigo y en algún, momento secretario de León Trotsky, fue un intelectual de muy variados intereses, Su poema Piura permanece en la memoria como algo hermoso dedicado a nuestra ciudad.

Qué soledad sin soledad siquiera.
Qué trincheras tan altas sin altura
Contra quien jamás le hiere el plomo.
Qué gente tan llena de recodos.
Enlodados en este desierto sin lluvias
Ni rastrojos.
Qué vida tan al cielo raso
Ante este cielo alto franco y claro
De primavera.

Tuve la fortuna de conversar con Juan Luis Velázquez algunas veces en Lima, gracias a mi amistad con su hijo también poeta piurano Manuel Velázquez Rojas. Juan Luis fue para mí una leyenda y sus versos me acompañan cuando evoco a Piura.

Si observamos detenidamente las vidas de estos poetas y su repercusión en la sociedad piurana, podemos advertir que sus obras, pese a la calidad que ostentaban, fueron mayormente disfrutadas por la población. Y la razón probablemente está en que nuestro ambiente intelectual estaba en sus principios. Nuestros jóvenes aspirantes a intelectuales se veían obligados a migrar a Trujillo, Lima, o a otros países, y solo en algunos casos volvían al terruño. Me tocó ser una de ellos, pero procuro mantener vivos los lazos con la santa tierra, como llamamos a Piura los que siempre la añoramos. Lo socialmente importante es que ahora vivimos otro clima, más propicio para las labores intelectuales y para la propia poesía. La creación por lo menos de dos universidades de fuste, una de las cuales es la Universidad de Piura, ya con cincuenta años de labor, tiene un valor para la poesía y para la literatura en general, muy grande.

La Universidad no solo es investigación, docencia y proyección social, como lo estudiamos en los libros, es también la creación indirecta de un espacio propicio para la creación artística. Nunca antes hubo en Piura, como hay ahora, un clima propicio para la difusión de las obras literarias. Aquí y allá surgen poetas, narradores, dramaturgos, ensayistas, que tienen algo que decir y que con su actividad van creando un círculo de lectores que se incrementa día a día. Hoy se puede ser poeta en Piura de bastante calidad, sin haber salido de los linderos de la ciudad. Y esa es una diferencia con el pasado que quiero remarcar. Todos los poetas que he mencionado en estas páginas, salieron de Piura y estudiaron en otra parte, París, Berlín, México, Lima. Los poetas piuranos de hogaño bien merecen conocer el mundo, disfrutar de las maravillas que existen, pero necesitan también ser fieles a lo que conocen y que saben expresar mejor que otros: el vínculo del artista con la tierra, con la hermosura que sienten desde la infancia. Y la mujer piurana está trocando su papel de musa, por la de escritora y lectora de alto nivel.

De Homero se dice que concentra la expresión de la vida, el afán de aventura de los seres humanos, la búsqueda de lo desconocido, y también la apetencia del regreso, la gana de recorrer los lugares sagrados de la infancia. En esas idas y vueltas transcurre la vida y la poesía acompaña a los seres humanos como la concentración máxima del lenguaje, como una capacidad de decir más cosas con menos palabras. Con esa luz he querido siempre ir por el mundo.

Campus UDEP, 30 de Agosto del 2019.

viernes, 16 de agosto de 2019

CASTILLA: SE VIENE EL CENTENARIO


Discurso por el Nonagésimo  Noveno aniversario de reivindicación del Distrito de Castilla.-
Por Miguel Godos Curay
Ritual indígena registrado  en Trujillo del Perú
del Obispo Baltazar Jaime Martínez de
Compañón.

Consta en los anales de la historia reciente que el  30 de Marzo de 1861, el Presidente Ramón Castilla, decretó la Ley de creación del Distrito de Castilla, como  parte de la Provincia de Piura. Sin embargo, el 10 de Agosto de 1908 mediante Ley 723 se decretó la reincorporación de Castilla al Distrito de Piura, en razón de su cercanía. Doce años después, el presidente Augusto B Leguía, promulgó la Ley Regional 208, del 13 de  Agosto de 1920,  reivindicando  políticamente y devolviendo su categoría de Distrito  a Castilla.  Piura y Castilla siempre han estado unidas por un puente el desaparecido Puente Viejo inició su construcción el 28 de diciembre de 1891 y se inauguró el 18 de abril de 1893. Su constructor fue el ingeniero Carlos F. Findlay y su costó fue de 70 mil soles. Había un puente de palos que un día de creciente se llevó el río y uno de sus usuales peatones cogido de los maderos fue a parar hasta Montesullón en donde se erigió por agradecimiento una capilla llamada Capilla de  Reto porque así era el apellido de este nuevo Moisés salvado de las aguas.

Enrique López Albujar en Los Caballeros del Delito anota lo siguiente: “Castilla.- Castilla denominado así geográfica y políticamente, y Tacalá, por ley de la tradición, es bajo cierto punto de vista, más que un pueblo autónomo, un barrio de Piura, tendido sobre la margen izquierda del río de ese nombre. Esta unido a la ciudad capitolina por un puente y por vínculos de dependencia comercial y política, pero separado por usos y costumbres, prácticas religiosas, principios de ética social y hasta por el clima. Un cauce y doscientos pasos de distancia han bastado para establecer  entre uno y otro sustanciales diferencias.”

Más adelante refiere: “En su origen Tacalá fue el epicentro de una zona agrícola
Incaica y el punto de reconcentración de una población indígena numerosa, formada por los naturales del Chilcal y de  Yupita, medio soliviantados  en su pacifismo por la aparición del grupo piurano-paiteño trashumante.”

Otra cita anotará:  “Pueblo de campanas, músicos, castillos y camaretas;  curas, procesiones y mayordomos; velorios, entierros, sopas de honras. Chicha, riñas y puñaladas”. La devoción de Nuestra Señora del Tránsito es muy antigua y en el atrio de su templo se escenificaba el auto sacramental “Montezuma” que recordaba la vida y muerte del emperador azteca. Toda festividad se celebraba con diablicos y tamboril y chirmías. Los santeros recorrían los barrios repartiendo algodoncitos benditos para la salud y como antídoto contra el infortunio. En el Archivo Arzobispal de Lima obra un expediente sobre los límites de Yupita correspondiente s 1851.
Otros documentos de importante valor son: la “Prevención del Cura de la Matriz de Piura, doctor don José Santos Vargas Machuca, de que se apruebe el despojo que ha hecho al Cura de Catacaos (1850), del sitio de Tacal.


Prosiguen los “Autos por lo que el Cura de Catacaos, Fermín Seminario solicita que el doctor Vargas Machuca exhiba el testamento del Cacique de Amotape don José Reyes Zapata (1799). Otros documentos son los Autos del Litigio entre el Cura de Piura y el  Cura  de Catacaos  por el sitio de Tacalá (1842). En 1854  obran tres cuadernillos pertenecientes a la causa del Cura de Catacaos (1853-1854). Otro es el Expediente del juicio de dominio de Tacalá en Catacaos (1855-1856).  De 1854 aparece  un ejemplar del periódico “El Orden” de fecha 30 de septiembre de 1854 y del 20 de septiembre de 1854 donde aparece el asunto de Tacalá y la respuesta del Cura de Catacaos. Documentos que obran el  Archivo Arzobispal de Lima.

“En Castilla se planean los asaltos de Acho Grande, Vega Honda, El Negro, la Encantada y Monte Redondo. En Castilla tienen los bandoleros sus familiares, sus agentes, sus espías, sus mancebas –todos con careta de honestidad y amparados por algunas industrias a base de robos- y sus abogados y consejeros.”

Castilla, la antañona Tacalá tiene el privilegio mayor de haber sido, como consta en las actas del Primer  Cabildo y con asistencia del Capitán Juan de Cadalso Salazar, Visitador general en todos  estos valles hasta la ciudad de  los Reyes, el Capitán Alonso Foroeo de Ureña, Corregidor y Justicia Mayor de este partido y Gonzalo Farfán y Antonio de Frías  Alcaldes y el Contador Gabriel de Miranda, y  el Tesorero Ruí López Calderón y Pedro de Saavedra Procurador General de la dicha ciudad se acordó  la reedificación de la  ciudad de San Miguel del Villar y que para tal efectos e fundara como en efecto se fundó, con la presencia de vecinos estantes y habitantes  en el asiento de Tacalá.

Más adelante el texto señala: “…. se acordó y determinó el poblar la dicha ciudad encima de la obra de la Presa  y Tacalá de este  valle, que será dos leguas del pueblo de indios, antes más que menos, en donde haya agua y leña, y muy ben temperamento por ser dicho sitio muy desbajado y que lo baña el aire el cual viene por partes limpias, sin que pueda traer ningún mal olor ni corrupción que pueda que pueda causar enfermedades en la dicha ciudad…”

En una de las primeras ordenanzas se establece: “que por ninguna vía ni manera se consienta, ni nadie que lo haga, que desde la obra de la Presa y Tacalá la parte de arriba no se lave ropa en el río ni se eche vascosidad ni inmundicia ni cosa que pueda hacer daño al agua, porque el agua dl trecho de dicho es la que ha de beber la gente de la ciudad, y lo que han de tener por vista y recreación por ser tan agradable como es, so pena al que fuere indio o india, negro o mulato o mulata de cien azotes dados por las calles acostumbradas de resta dicha ciudad con voz de pregonero que manifieste su delito….”

Otra de las primeras ordenanzas precisa “...que ninguna persona de cualquier calidad o condición   que sea que no tengan ningún geénero de ganado ni estancia desde el sitio Presa y Tacalá hasta pasado el pueblo de Catacaos, y llegado hasta la Muñuela de la parte hacia adonde está el pueblo de indios, de esta parte del río por el daño que hace a las naturales, que les derriban y hacen echan a perder las acequias por donde va el agua con que riegan y otros muchos inconvenientes que hay….” También se prohíbe expresamente el echar barbasco.

En el último Censo INEI del 2017 el Distrito registra una población de 160 mil 201 habitantes, de los cuales 79 mil 421 son hombres y mujeres  80 mil 780.La mayor parte de su población es joven y ahí el vigor de su crecimiento y potencialidad.

Pienso y sé que es un sueño posible que las empresas e instituciones aquí instaladas pueden contribuir al desarrollo del distrito. Hasta hace poco centenares de camiones que atravesaban el Campus de la Universidad Nacional de Piura hoy los hace por la vía alterna que construyó el Ministerio de Transportes. Si por cada camión que sale del medio Piura se abonara un sol el Municipio tendría una renta para el fomento de la educación y el deporte.

Igual sucede con el Aeropuerto. Hace poco por razones de trabajo viaje a Lima. El pasaje que se me cotizó en 170 dólares acabó costando 240. Yo me pregunto y de este monto cuánto queda para el distrito ya acostumbrado al umbral del ruido en donde se perturba el silencio. ¿Hay una compensación justa que beneficie a los castellanos? No lo sé. Pero la historia registra que en las postrimerías del siglo XIX por cada botija de chicha que pasaba por el desaparecido Puente Viejo se pagaba un importe para su mantenimiento. No es legítimo que actividades que generan ingentes ganancias no beneficien  a sus stake- holders que no es otra cosa que la identificación de quienes directa o indirectamente son afectados por la actividad  y decisiones de una empresa.

Castilla, tiene Estadio, hospitales, clínicas, universidades e instituciones educativas prestigiadas a las que se debería pedir con legitimidad un porcentaje de becas para los mejores alumnos sin recursos del distrito. Siento en Castilla enormes posibilidades de futuro amenazadas por los corredores inmobiliarios que encarecen el precio de la tierra con el negocio especulativo. Pero también por los malos vecinos  que abandonan la basura en las calles de la ciudad.

Siento a Castilla en el pan caliente que recorre en canastos el mercado. En las chitas al ajo en el morro de Olegario. En sus nuevas poblaciones de migrantes venidos de la sierra de Morropón. Siento que hay que ocupar el estadio y darle uso para el deporte intensivo que nos preserva de esa amenaza inocultable que envenena a los jóvenes. Y que esas piscinas vacías, al asomo del verano deben estar en uso para  fomentar la natación. No es mucho pedir pero el vigor de la agroindustria al norte tiene que sentirse en los poblados vecinos, en las escuelas, en los campos deportivos y en los barrios populosos.

No puedo culminar este recuento sin rendir mi homenaje de gratitud a los hijos de Castilla como  el General Juan Velasco Alvarado a humanistas como Miguel Maticorena Estrada y Carlos Chávez Sánchez historiadores y discípulos de Porras, a Juan Quezada de El Indio con esa sensible preocupación solidaria y humana.
A doña Olga Guerrero Ojeda y a muchos otros, hombres y mujeres que ha  contribuido al engrandecimiento del Distrito. A todos ellos mi profunda gratitud y entrañable recuerdo.

En el Romancero Piurano del poeta Teodoro Garcés Negrón una de sus más hermosas y terrígenas composiciones  se llama Jarana Tacaleña:


A este romancero  pertenecen los siguientes versos:
“Piso de tierra mojada/
y techo de ramas secas/
y pegadas a las quinchas /
las tinajas opulentas, /
llenas de chicha espumosa /
y de blanca mellicera /
picaos de carne adobada, /
de jaleas y cachemas, /
no faltará ni amor /
al mozo que jaranea.”


Por ese amor a la tierra que como diría Dante Alighieri mueve el sol y las estrellas. Estamos aquí en justo homenaje al Distrito de Castilla. Cierro  con la palabra gracias mi presencia. Como dice Octavio Paz  gracias es una palabra que todos los hombres desde que el hombre es hombre han pronunciado y que significa participar de la gracia que concede de Dios a los hombres y el que recibe las gracias siente ese don gratuito que nos hace agraciados. Así que no quede sino agradecer su deferencia en esta irrepetible ocasión.




PIURA A TRECE AÑOS DEL MEDIO MILENIO


Por: Miguel Godos Curay
Plano de San Miguel de Piura en Trujillo del Perú del Obispo Baltazar Jaime
Martínez de Compañón.(1737-1797) 

Discurso con motivo del Cuadrigentésmo Octogésmo séptimo aniversario de la fundación de San Miguel y el Cuadrigentésimo Trigésimo Primer aniversario del fundación definitiva de San Miguel del Villar de Piura.-

Las ciudades como los hombres dejan huella de su existencia y el caso de San Miguel de Piura  tiene la fascinación de la historia y el tiempo  pues estamos a sólo escasos 13 años para celebrar el medio milenio que no es poca cosa. Y escasos dos años para el bicentenario de la Independencia jurada en Piura un 4 de enero de 1821. Me apasiona la historia pero como decía mi padre habla poco para que te escuchen y bien para que no te olviden. De modo que soy fiel al consejo.

En San Miguel de Tangarara, Tanagarará o Tangaralá Francisco Pizarro fundó en 1532  la primera ciudad hispánica del Pacífico Sur. Refiere Raúl Porras que lo hizo a orillas de las cananeas aguas del Chira. La empresa no fue fácil por la hostilidad de los indígenas a tal extremo que  Pizarro llevó a la hoguera a trece caciques soliviantados por el cacique Amotape.

A consecuencia de la insalubridad del lugar  en  1534  Almagro dispuso su traslado a un lugar ubicado en las estribaciones del cerro Pilán en  un sitio denominado Pirua o Pirua topónimo del que finalmente surgió Piura. En Monte de los Padres o Piura La Vieja se inició la colonización hispánica y se plantaron las primeras sementeras se distribuyó solares en los vecinos.

Sin embargo, la presencia de mosquitos afectó a los vecinos que mostrando secreciones purulentas en los ojos poco a poco la primera urbe se convirtió en una ciudad de ciegos. A ello se sumaron plagas de roedores que deshicieron los primeros trigales a tal extremo que el cura del lugar el Licenciado Pedro Bravo de Verdasco pidió al Concilio Limenese la excomunión de las alimañas lo que en efecto se verificó arrojándose los ratones a la anchurosa  Quebrada de las Damas para no retornar jamás. Esta noticia la refiere  Antonio de León Pinelo en sus Crónicas de América Meridional.

Este asiento empezó a despoblarse en 1570 en que los vecinos se trasladaron a Paita en pos de aire fresco del mar. La vida en el puerto no fue fácil por el oneroso esfuerzo para el traslado de agua desde Colán a San Francisco de la Buena Esperanza. A lo que se sumó el acoso de corsarios y piratas por lo que los vecinos solicitaron  al Virrey don Fernando Torres de Portugal Conde del Villar don Pardo su traslado a un nuevo lugar  a inmediaciones de la presa de Tacalá donde  dispuso el Capitán Juan y Cadalso y Salazar dispuso su fundación y asiento definitivo un 15 de agosto de 1588.

Se señalaron como linderos  “desde el pueblo y valle de Pacora y Jayanca por la parte y término de los valles de Trujillo, y de ahí subiendo a la sierra de Penachí, Salas, Huarmaca y Huancabamba, provincias de Cajas y Ayabaca que confinan con términos de Jaén y Loja, y a Poechos, Marcavelica, Motupe, Máncora, Pariñas, Tumbes y Solana hasta la costa de este mar del sur, prosiguiendo por ellas hasta la Punta de la Aguja y prosiguiendo hasta los confines y costa de de los dichos pueblos de Jayanca y Pacora que confinan con la dicha costa de Trujillo”.

La nueva San Miguel del Villar de Piura se asentó  y distribuyó solares conforme a la fórmula hispánica. Solares para la plaza pública colocando en ella rollo, picota y horca,  Iglesia, al frente el cabildo, la justicia y la cárcel a un extremo el hospital Betlemítico y los solares de los vecinos. Aquí se instalaron los piuranos. Con costumbres propias y con esa convicción de los piuranos viejos que saben de todo sin necesidad de haberlo estudiado.
Sus calles y callejones característicos. San Francisco hoy calle Lima, Calle Real hoy Libertad, El Cuerno hoy calle Tacna, el Playón hoy Arequipa, El Pedregal hoy Cuzco y Los Ángeles hoy Junín donde a decir de López Albújar la calle por donde contradictoriamente ha andado más suelto el diablo. Piura tradicionalmente está divida en dos barrios populosos al norte la Mangachería y al sur la Gallinacera de la Plaza hasta el Camal. Piura tiene sus propias devociones y celebraciones.

Piura, tiene 32 mil 852 kilómetros cuadrados Israel tiene 22 mil 72 kilómetros cuadrados, Bélgica 30 mil 688 kilómetros cuadrados y con una riqueza diversa es un emporio de riqueza y un desafío para la conducción política. Y tiene un capital humano valioso que se puede  resumir en los paradigmas humanos como Grau síntesis de patriotismo y consecuencia cívica, un médico sabio como Cayetano Heredia de inocultable origen indígena o de inteligencias extraordinarias como don Diego de Villegas y Quevedo Vélez de Saavedra el primer peruano incorporado a la naciente corporación y más tarde Academia Española de la Lengua, el poeta repentista Francisco del Castillo y Tamayo El Ciego de la Merced, escritores como Miguel Gutiérrez Correa y el poeta Juan Luis Velásquez Guerrero amigo personal de Vallejo, el poeta Marco Martos actual Presdiente de la Academia de la Lengua, Luciano Castillo Colonna, Hildebrando Castro Pozo, Luis Felipe y Fernando Angell de Lama, el Nobel Mario Vargas Llosa que nació literariamente en Piura. Pintores como Ignacio Merino maestro de la luz, Luis Montero, Felipe Cossío del Pomar, Víctor Delfín entre muchos otros de las nuevas generaciones. Y sin duda mujeres como doña Carlota Ramos de Santolaya, Elvira Castro de Quiroz, Isabel Ramos seminario, Pina Zúñiga de Riofrío, Carmen Arrese entra otras poetisas y escritoras de trayectoria indeleble.

Dice el poeta Marco Martos:
Las casonas de San Miguel de Piura
Crujen y tiritan las noches de julio.
Circulan duendes en sus zaguanes y corredores
Y hay brasas calientes en sus cocinas silenciosas.
Se vendrán abajo cualquier tarde,
Un temblor un viento huracanado.

Señor Alcalde le entrego mi recado de fe y esperanza en una Piura mejor que está construyendo no le arredre la indiferencia y la desesperanza. Piura tiene vocación de grandeza y de progreso y no sienta usted esa sensación perversa de vivir como las tortugas a 33 revoluciones cuando las dimensiones del ritmo del progreso son otras. En la economía global se mueven diariamente por clicks de computadora  casi tres billones de dólares  el equivalente a una serpiente de billetes de diez dólares que van desde los pies de La Pola en la Plaza de Armas de Piura y no para hasta dar la vuelta a la de Trujillo. Y hay que ser firme y resuelto. Se ha dicho que los piuranos en materia  de legalidad tienen vocación de maromeros y no es cierto. Piura necesita cambiar y darle cara al orden y el progreso. No olvide usted que Piura es y será siempre la tierra donde el sol nunca se devalúa, la chicha nunca se evapora, la amistad nunca se extingue y a las mujeres hermosas como nuestra soberana nunca se les olvida. Gracias muchas gracias.

domingo, 9 de octubre de 2011

EL INCA TUPAC YUPANQUI Y LA INCORPORACION DE HUANCABAMBA Y AYABACA AL IMPERIO DEL TAHUANTINSUYO



POR: ALFONSO VÁSQUEZ ARRIETA

Entre nosotros (los piuranos), no se ha estudiado el origen y desenvolvimiento de nuestras culturas prehispánicas. No ha surgido, todavía, del seno de nuestra tierra, el arqueólogo, el lingüista, él historiador que nos revele la grande de nuestro pasado. Los notables investigadores del antiguo Perú, extranjeros y nacionales, no se han consagrado al estudio de las culturas de la costa y sierra piuranas.

Actualmente, superviven todavía a la acción destructora del tiempo y de la acción de los hombres, numerosas huacas en los valles del río Piura y del Chira, las cuales vienen siendo destruidas progresivamente por el tractor en el afán de ganar nuevas áreas de tierras para el cultivo del algodón y del arroz. Estas huacas, en el Medio Piura, asoman como pequeñas protuberancias en la superficie plana del terreno, siendo abundantes en las haciendas "Huápalás" y "Pabur". En el Alto Piura, el viajero acucioso descubre estas huacas o santuarios, a la vera de la carretera que conduce a la sierra, como elevados montículos, alcanzando hasta una altura de 10 metros, como se puede apreciar en la hacienda "Serrán", especialmente en el anexo llamado "Las Huacas", en atención a la gran cantidad de huacas existentes, la mayor parte inexploradas. En el valle de Catacaos, aún subsisten vestigios de remotas poblaciones.

En la Sierra, en la Provincia de Huacabamba, existen ruinas de pretéritas poblaciones, corno las de piedra que se encuentran en "Chulucanitas" (Distrito de Huancabamba), Huarmaca y cerro "El Buitre" (Canchaque); vestigios de dos templos o palacios en "Jicate" (Distrito de Huancabamba), etc. En la Provincia de Ayabaca, también existen ruinas de una ciudad de piedra en "Aypate" (Distrito de Ayabaca).
Ahondando en el estudio de la alfarería piurana, tanto de la costa como de la sierra, pues hay valiosas muestras en colecciones particulares, principalmente; interpretando la toponimia, preferentemente la de los lugares de la sierra, podríamos tener una idea aproximada de lo que fueron nuestras primitivas civilizaciones.

II
En este terreno, tiene para nosotros los piuranos una significación de gran trascendencia el paso del rey Túpac Inca Yupanqui por las provincias de Huancapampa y Ayahuaca y, asimismo, las conquistas posteriores de los valles de Sullana y Tumbes por otro emperador del Tahuantinsuyo: Huayna Capac.

Túpac Yupanqui, el hijo de Inca Yupanqui, fue el undécimo Inca. Guamán Poma de Ayala y el padre Bernabé Cobo, sostienen que fue el décimo. Y Garcilaso Inca de la Vega, afirma lo primero, en lo que están de acuerdo nuestros historiadores. Este Inca, partió de Cajamarca, procedente del Cusco, con 40 mil guerreros, con el fin de conquistar la nación Chachapuya, de gran renombre en esa época, densamente poblada, habiéndose calculado su población en una cantidad no menor de 40 mil habitantes. Esta tierra de hombres fuertes, conforme se desprende de su etimología, y de mujeres muy hermosas, fue ganada al imperio incásico, por la tenacidad desplegada por las tropas del Inca, ante la resistencia de sus moradores, que no acataron el llamado que se les hizo para un sometimiento pacífico pues deseaban conservar su libertad, prefiriendo antes la muerte. El ejército del Inca, apoderándose de inexpugnables fortalezas, soportando los rigores de inclementes nevadas, venció a los irascibles y valientes chachas, mandando después, una parte de su ejército, a reducir la provincia de Muyuipampa (Moyobamba),cuyos habitantes, conociendo lo estéril de la resistencia de los chachapuyas, se rindieron fácilmente.

III
Logrado este último, objetivo, Túpac Yupanqui, con el advenimiento del verano y ya repuesto su ejército de las cruentas contingencias de la lucha anterior, se encaminó a la provincia de Huancapampa, familiarizado con montañosos caminos, recorriendo posiblemente la misma ruta que hoy recorren quienes a lomo de mula unen estas dos regiones. Para esta nueva empresa, presidió un ejército de igual proporción numérica a la del que invadió las provincias antecitadas.

Huancapampa, resulta de la composición huanca y pampa. Huanca o Wanka, significa: peñón; y pampa, suelo llano, extensa superficie de tierras cubiertas de pasto. Y es que Huancabamba es una zona demarcada por una cordillera surcada por numerosos y escarpados peñones que abrigan zonas extensas de llanura de variados climas.

El Inca quedó deslumbrado ante la extensión de mi provincia y su población de gran volumen, pero de diferentes razas y lenguas» No existía unidad política, económica ni religiosa entre los huancapampas. Reinaba entre sus "naciones” una división completa; vivían en constante agresiones internas, mas no porque un señor quisiera imponer su autoridad a la de otros, ni por arrebatarles sus "haciendas", ya que estas no existían, sino, probablemente, por imponer la bondad de sus creencias religiosas, porque eran muy pródigos en sus idolatrías; unos adoraban animales, felinos preferentemente, otros aves, plantas ríos, lagunas, cerros, lo que no debe ruborizarnos por cuanto estos dioses fueron comunes a todos los pueblos que conquistaron los Incas.

Entre las aves, debieron adorar el "kuntur" y al halcon ("huamán"). Basta recordar que entre los chachas encontraron un pueblo "Kunturmarca", (la ciudad del cóndor), que veneraba al cóndor.

En esta época o con el advenimiento de la cultura incaica, barruntamos que, entre otras estrellas, veneraron a aquella que se conoció en plena vigencia del Imperio con la denominación de Machahuay o Macchakuay (culebra), porque entendían que ella propendía a la conservación de las culebras y serpientes, las mismas que les servían en ocasiones como armas y que las veneraban, además, para que no les hicieran daño. La supervivencia del apellido Machacuay, entre los actuales indígenas de la provincia, nos lleva a este convencimiento.

Entre los huancapampas, asimismo, presumo reinó el culto al dios Huari, pues cerca de la capital de la provincia existe la Comunidad de Indígenas, oficialmente reconocida: Huari-Kancha, vocablo que quiere decir: el templo de la vicuña o de un dios misterioso del viento o de las cordilleras, que llamaron, en otras latitudes: Huari.

Tengo la evidencia, aunque ningún cronista lo ha relatado, que alguna "nación" de los huancapampas. estuvo consagrada al culto de la divinidad Pariakaka. Divinidad, costeña que se presume perteneció al cuito de los "huallas" o yuncas de los valles de Lima, así como al de los "Huanchos" (de ascendencia aimara), tribus que impusieron este Dios en toda la zona andina de Lima. Esta evidencia, se corrobora con la existencia del cerro "Pariakaka" en las inmediaciones de la ciudad de Huancabamba. A esta divinidad y a fas otras que adoraron los huancapampas, debieron ofrendarles sacrificios humanos y de pacochas (llamas blancas). En Huancabamba existe un lugar denominado Jacocha corrupción, sin duda, de pacocha. Esta, práctica de los sacrificios se acredita además, con la existencia de morteros descubiertos en excavaciones realizadas en los alrededores de la ciudad de Huancabamba. En ellos se recibía la sangre proveniente de los sacrificios. Tengo un Maray de estos, de consistente piedra, que es una verdadera obra de arte.

Entre las constantes luchas que protagonizaban entre sí los huancapampas, los vencedores arrebataban, como premio, a las mujeres e hijas de los vencidos; y, los varones, se comían entre ellos.

Por esta situación, por la desorganización imperante en estas tribus, la conquista de los huancapampas se operó con mucha facilidad, no ofrecieron resistencia, huyeron despavoridos a los bosques y regiones frígidas, guareciéndose en las cuevas; algunos murieron de hambre, otros por no correr idéntica suerte acabaron por sujetarse a la autoridad del Inca.

Posesionado el Inca de los huancapampas, ordenó a sus ingenieros la apertura de canales, la enseñanza de la agricultura; se preocupó de vestirles con trajes de algodón y lana, pues que vivían desnudos en su mayor parte. Implantó el culto al Sol, mandando levantar un templo para el Sol y casa de escogidas (Vírgenes del Sol), Asimismo, debió edificar un palacio para él, sus capitanes y para sus consejeros, porque era costumbre de estos señores no habitar por mucho tiempo en casa de sus vasallos.

En Jicate, en medio de una extensión plana de tierras, existen actualmente unos cimientos de piedras que debieron servir de base a un palacio de forma rectangular construido de adobe. Y en "Vado Grande", 2 km, más arriba, existen todavía, dos compartimentos espaciosos de adobe, divididos por un gran postigo, cuyas paredes tienen 3 metros, más o menos, de altura y su área es la que tiene nuestra Plazuela Merino. Los muros de piedra pequeña, magníficamente tallada, sobre la ribera derecha de una quebrada, tienen una altura dé 1.30 mts., aproximadamente; de superficie externa liza, que afecta diferentes formas geométricas, dominando la cúbica. Sobre la derecha de los compartimentos, se levanta un cerro poco rocoso.

El palacio del Inca, debió ser el de Jicate y el Templo del Sol y casa para las escogidas o esposas del Sol, el de Vado Grande, porque tratándose de la construcción de Vado Grande, así nos inducen a pensar sus escalinatas, que son. También, de sillares de piedra tallada, delante de las cuales hay una área de tierras que debió servir de escenario a la festividad del Intiraymi.

El origen incásico de estos edificios se deduce por las características de los cimientos y por el adobe grande que emplearon en las paredes, adobes unidos con una argamasa gruesa. Guarda similitud esta técnica arquitectónica con, la del Templo al Sol que los Incas levantaron en Pachacámac.

La mayor parte del templo de Vado Grande, ha sido destruida por la ambición del cultivo, y sería muy sensible que destruyeran las habitaciones que aún quedan, peligro que deben despejar los funcio¬narios encargados de la conservación de estas reliquias históricas.

Dotó también el Inca a los huancapampas, de sacerdotes y personas versadas en el conocimiento de las leyes y costumbres imperiales. Les prohibió comer carne humana, amenazándolos con la pérdida de la vida y destrucción total.

Para facilitar está portentosa obra de adoctrinamiento y el desarrollo de un buen gobierno, el Inca se esforzó por aglutinar en pueblos a sus flamantes súbditos, porque vio que estas gentes se encontraban muy diseminadas. A esta época remontaríamos el origen de los actuales Distritos: Canchaque, Huarmaca y Sondor, así como el de algunas aldeas campesinas que aun existen, como Cachsa-koto y Pariamarka, entre otras, cuya traducción hemos creído conveniente hacer, para una mayor ilustración.

CANCHAQUE.- el distrito más visitado y admitido por quienes aman el paisaje, el clima y el agua golpeada de las vertientes, para algunos entendidos en quechua, fue el lugar donde llegaba el chasqui. Para mí, un profano en esta materia, tendría distinta significación: Kancha, se traduce por patio, lugar o espacio, cercado, ámbito para deportes o espectáculos, redondel de coliseo, muralla, corral sagrado o para ganado; y chaqui: pie. A primera vista, hoy, el floreciente distrito se ofrece al observador como una espaciosa ensenada enverdecida por un bosque de naranja y cafetal, cercado en su altura izquierda y por la cabecera de cerros, en tal forma, que parecen haber sido dispuestas por la mano prodigiosa de un artífice. En el pie por donde se penetra al pueblo, la carretera, incrustada en la roca, y una quebrada, se estrechan entre dos elevados peñones lindantes con el fundo "La Afiladera". A esta configuración sui-géneris, debería, en mi opinión, su nombre, este pueblo de belleza sin par.

HUARMACA.- de cercano parecido a Canchaque, y colindante con éste, significaría, para unos: zona de servidumbre. Haruma dicen, es servidumbre, y ka: zona. Mas, según Diego González Holguín, Huarma: es muchacho y huarmi: mujer chica o grande, o manceba. Para F. Domingo de Santo Tomás, Guarma o Guamara, es mozo o moza de pequeña edad. Traducción semejante, la ha dado Jorge A. Lira. Warma, vendría a ser: púber, adolescente, dé edad que oscila entre los 15 a 25 años.

Y en cuanto a caca: sierra; o bien ccacca: peñolería. Se me ocurre, por esto, que en alguna lucha librada por los moradores de esta zona con otra tribu a la que favoreció la suerte, ésta, después de aniquilar a los adultos, les arrebató a sus mujeres e hijas mayores, quedando solamente los niños adolescentes.
SONDOR
.- ¿deriva de Suntur? El padre Bernabé Cobo, afirma que Sinchi Roca inventó el Suntur paucar, (de plumería de colores). Cuando a los jóvenes armaban de caballeros, ofrecían sacrificios a Viracocha, los que iban precedidos por el Suntur Paucar, que significa: Cetro de mando. Me inclino a creer, más bien, que Sóndor, proviene de SONDOR PAUCA. Este célebre cronista, ha relatado la fiesta del ITU ("Ceremonia invocatoria al sol, para conjurar los males", según J. A. Lira). En esta fiesta, a continuación del ayuno, solían sacrificar "carneros" de determinados colores de acuerdo a las finalidades que pretendían lograr con la fiesta, y, a veces, niños: después, los que participaban en la ceremonia, se vestían con trajes propios para esta fiesta y lucían collares de conchas, en las manos llevaban una bolsa pequeña, a la que llamaban Sondorpauca. Quizá fue en Sóndor, donde por primera vez se implantó esta fiesta distinguiéndose sus moradores por la vistosidad, de estas bolsas.

CACHSAKOTO: de Cachas: espina o campos de espinas; y Koto pequeña colina o morro donde hay una aldea, caserío o villa que forma parte de una ciudad. Por consiguiente, Cachsacoto puede significar un caserío integrante de una ciudad, en una porción de tierra cubierta de espinas.

Y, finalmente, Pariamarca: Población moderna sobre ruinas antiguas.
Los huancapampas se asimilaron, con asombro del Inca, a sus sabias enseñanzas.
Garcilaso Inca de la Vega, apunta: "cultivaron la provincia de manera que fue una de las mejores que hubo en el Perú"; que "en breve tiempo fueron muy políticos", y que ésta provincia "fue una de las mejores que hubo en el Imperio de los incas". Valiosísimos juicios que rebasan de orgullo el corazón de los que hemos nacido en esta hermosa tierra, de panorama que no tiene paradigma en el país, donde aún florecen laboriosas comunidades indígenas.

IV
Alentado por los resultados positivos de esta fecunda obra civilizadora, este Inca generoso y severo, que castigaba con pena de muerte a los mentirosos, se dirigió con su ejército hacia los extensos dominios de los AYAHUACAS, colindantes con el reino de los quitus.

Aya: significa cadáver y huaca: ídolos, figurillas de hombres y animales que llevaban consigo; o, también (Gvaca templo de ídolos o el propio ídolo; y, asimismo Waka: dios familiar ó doméstico o e! idolillo que lo personifica; Osario donde se encuentran tesoros con penates y utensilios, De modo que los ayahuacas eran tribus muy afectas a llevar con sigo pequeños ídolos que encarnaban a sus dioses y que gustaban de enterrar en el sepulcro de sus muertos, en gracia a que sus ídolos los preservaban en vida de los males naturales y sobrenaturales que ellos temían.

Fiel a la costumbre de sus ilustres antecesores, nuestro Inca, en plena marcha envió algunos emisarios a requerir a los ayahuacas a fin de que se rindieran pacíficamente, evitando las consecuencias de un violento encuentro cruentoso y su secuela de peripecias: pérdida de cosechas, hambruna, etc. Empero, tan gentil proposición fue rechazada airadamente por los jefes de estas tribus y sus aliados, haciendo hincapié en que no necesitaban ningún beneficio de los que se les ofrecía, porque lo mejor que podían esperar de Túpac Yupanqui era que los dejara vivir en la libertad de que disfrutaban y que se regresara en paz, pues no querían someterse a sus designios.

Ante esta rotunda negativa, el ejército incaico no tuvo otra alternativa que acometerlos a sangre y fuego, sin ningún miramiento. Obstinada y valiente resistencia opusieron los ayahuacas y sus aliados parapetados en sus estratégicas fortalezas, dando lugar a que los guerreros del Inca pusieran en juego toda su estrategia y vitalizaran su incontenible impulso bélico. En esta lucha intensa sin tregua, el ejército real soportando considerables e insospechadas bajas que, al final, alcanzaron a 8 mil fue capturando con singular denuedo fortaleza tras fortaleza, replegándose los ayahuacas hacia elevados picachos, donde eran cercados, sin poder obtener abastecimientos, Tan dura lucha, fue prologándose, aumentando el éxito de las operaciones del ejército conquistador. En los centros poblados sólo quedaban las mujeres, los niños y los ancianos, expuestos a toda clase de angustias y sufrimientos. Sus cultivos se perdían con el abandono. Pero los empecinados ayahuacas preferían encontrar la muerte antes que perder su libertad. No obstante, al sentir progresivamente el ataque despiadado del ejército del Tawantinsuyu, veterano en contiendas de esta magnitud, y compulsando lo estéril de su porfiada resistencia, meditando en que otras naciones habían ganado provechosas ventajas sometiéndole pacíficamente al Imperio y a la voluntad del Inca, y como quiera que sus fuerzas iban debilitándose más y más, los capitanes de los ayahuacas resolvieron la anexión de la provincia al Imperio y acatar la voluntad, de su Rey. Algunos Soldados rebeldes, se negaron a seguir a sus capitanes y se amotinaron, pero, poco a poco, después, comprendiendo que si la lucha continuaba les sobrevendría la total destrucción, acabaron por rendirse.

El Inca recibió a los vencidos con mucha clemencia, habitual en él, deplorando que tan pertinaz resistencia hubiera causado miseria y desolación entre los infortunados ayahuacas. Y como un crecido número de ellos pereció en el fragor de la lid, mandó inmediatamente traer gente de otras provincias para que repoblasen esta provincia y las cultivaran sus tierras, que habían quedado en situación precaria.
Al mismo tiempo, dictó las providencias necesarias para el gobierno, extirpó sus idolatrías y estableció el culto al Sol.

Al término de esta acción, cuentan que el Inca se sintió sobremanera, mortificado, no tanto por los sinsabores que lo sobrecogieron, sino por las fatales consecuencias que sufrieron, los tenaces ayahuacas, con la disminución de su población y la postración, de su economía.

En seguida se retiró al Cusco constantemente solía decir que si en las provincias que existían más adelante de la de los ayahuacas, cundía el pernicioso ejemplo de su temeraria resistencia, se abstendría de llevar a cabo nuevas conquistas, hasta que sus habitantes demostraran un ánimo propicio para someterse voluntariamente al invencible Imperio.

Esta provincia, de Ayahuaca estaba compuesta, también, de diferentes naciones, pero tenían cierta organización política, sus habitantes estaban concentrados en pueblos y se habían construido sus propias fortalezas. Adoptaron la costumbre de reunirse periódicamente para tratar de asegurar el bienestar común y la integridad de su territorio. Y aunque no estaban supeditados a la autoridad estable de ningún Señor, sin embargo, por acuerdo general, designaban Gobernadores para los tiempos de paz y Capitanes para las emergencias de guerra, a todos los cuales tributaban rendida obediencia durante el ejercicio de los cargos conferidos espontáneamente por ellos.

V
La marcha de Huayna Cápac, por nuestros valles, será objeto de otro bosquejo. Con el presente, no me ha guiado otro anhelo, que contribuir á exaltar desde esta tierra yunca, una de las figuras más señeras de nuestra historia, que extendió sus dominios hasta territorios que forman parte de repúblicas hermanas.

Todavía ahora, miramos con asombro el movimiento de los conquistadores a través de nuestro territorio, pero olvidamos las proezas de Túpac Yupanqui, surcando el mar en sus ligeras balsas y abriéndose paso en la enmarañada selva de las provincias cuya conquista he tratado. Soñador indesmayable, consolidada la conquista de Huánuco, alistó otro poderoso ejército, retornando para avasallar la provincia Cañari (Ecuador), y después de propagar personalmente su religión y leyes, de embellecer Tumipampa (Cuenca), con templos, empleando piedras traídas del Cuzco, conforme ha narrado Cieza de León, regresa al Cuzco; de donde, tras una edificante tarea, regresa para ganar las provincias ubicadas entre Tumipampa y confines de Quito, propósito que cumple, dirigiéndose otra vez al Cuzco, volviendo nuevamente para realizar con 40 mil hombres la conquista del reino de Quito, llamando más tarde á su hijo Huayna Cápac y a 12 mil hombres de refuerzo. Dejó a su hijo en el gobierno, trasladándose definitivamente al Cusco, a la edad de 200 años, refiere Guamán Poma de Ayala, siendo evidente que murió muy anciano. Su cadáver embalsamado, fue visto por el Inca Garcilaso de la Vega.

Deslumbrado por la gloria de sus hazañas, no cesaré en mi empeño de que en Piura, muy en especial, en Huancabamba y Ayavaca, dos provincias andinas de un común destino, se honre la memoria del sabio Inca, figura prócer de la unificación de nuestros pueblos, en la medida que lo reclama su gloriosa estirpe.
En vida le llamaban Túpac Yaya (Padre que resplandece). Que su recuerdo resplandezca en nuestros corazones.

PRIMER FESTIVAL DEL LIBRO PIURANO
OCTUBRE DE 1958