lunes, 29 de agosto de 2011

EL CURACAZGO DE NARIGUALA DE CATACAOS


POR:MARIA ROSTWOROWSKI DE DIEZ CANSECO

En el Archivo Histórico Nacional de Lima se conservan valiosos documentos sobre litigios por el cacicazgo del Repartimiento de Nariguala, reducido en Catacaos. Este documento contiene abundantes datos sobre las capullanas. Luego dos expedientes sobre los ayllus de la Punta de la Aguja, Nonura y Pisura, reducidos en el pueblo de Sechura.

El legajo comprende los autos que siguió en 1610 don Francisco de Montalvo, Procurador General de los indios, en nombre de doña Francisca Canapaynina sobre sus derechos al Cacicazgo de Narigualá, reducido al pueblo de Catacaos cerca de Piura.

En tiempo del Virrey Toledo, había en Piura 26 repartimientos de indios, entre los que figuraban Catacaos y Narigualá , cuando se hicieron las reducciones de los indios a pueblos, quedaron los naturales en términos de sus propias tierras . Vásquez de Espinoza, nombra la parcialidad de Nariguala entre las veintiocho que existían en el Corregimiento de esa provincia. En 1755, este ayllu. Junto con el Menon y Mecache, pertenecían a un solo encomendero. Los indios de Nariguala pertenecían a los antiguos Tallanes, que ocupaban la región Piura, al momento de la conquista. Para mejor comprender las costumbres de sucesión que alegan en el expediente, y los derechos de las famosas Capullanas o Cacicas, veremos primero que cuentan los cronistas sobre los naturales.

Según cabello, los Tallanes eran de origen serrano, establecidos en los valles de Pohechos, La Chira, Tangarará, Piura y Catacaos .Xárate divide los indios de los llanos entre Yungas, Tallanes y Mochicas. Los cronistas nombraban a todos los indios del litoral como Yungas o Yuncas, nombre tomado del idioma quechua para designar los valles cálidos, tanto al este como al oeste de la cordillera.

En la “Relación de la ciudad de Sant Miguel de Piura” hay mención de tres naciones naturales, diferentes en su habla, que existieron en los términos de la ciudad o se desde el sur de Guayaquil, hasta Trujillo. El idioma Tallán fue posiblemente el Sec, que menciona Calancha, desgraciadamente perdido hoy día, y del cual no sabemos nada
De sus costumbres  de sucesión poco es también lo que conocemos, la Relación de la ciudad de Piura (párrafo 165 y 175) dice que “subceden en ellos hijos, hermanos, sobrinos” y que a la muerte de un cacique, casi generalmente sucedían hermanos y sobrinos, pero que “se iba perdiendo esta orden y que prevalece ya la costumbre española de suceder los hijos.”

Las Casas asegura que entre los Tallanes y los Huancavilcas no heredaban los varones sino las mujeres y que a las Cacicas les decían capullanas. El padre Lizárraga afirma que antiguamente gobernaban en esta provincia “las mujeres a quien los nuestros llaman capullanas, por el vestido que traen y traían a manera de capuces, con que se cubren desde la garganta a los pies, y el día de hoy casi en todos los llanos usan las indias este vestido; una se ciñen por la cintura, otras le traen en bandas. Estas capullanas, que eran las señoras en su infidelidad, se casaban como querían, porque en no contentándolas el marido, le desechaban y casábanse con otro. El día de la boda, el marido escogido se sentaba junto a la señora y se hacía gran fiesta de borrachera; el desechado se hallaba allí, pero arrinconado, sentado en el suelo, llorando su desventura sin que nadie le diese una sed de agua. Los novios con grande alegría cabiendo burla del pobre”.

Sobre este vestido particular de las tallanas, cuenta Cieza que la vestimenta de la mujer era grande y ancha a manera de capuz, lo mismo afirma Pedro Pizarro, cuando dice que “las mujeres traen unos capuces, vestidos que les llegan hasta la garganta del pie, tienen ellas horadados los labios junto a la barba y metidas em los agujeros unas apuntas de oro y plata redondas que les tapan el agujero: quitánselo y pónenselo cuando quieren”. Por último Vásquez de Espinosa (párrafo 1178) menciona el vestido de las indias como un saco grande algodón negro y que las cacicas arrastraban una vara, cuando más autoridad e importancia tenían, tanto más larga era la cola del vestido.

La similitud de la indumentaria de las tallanas con el antiguo capuz español, fue seguramente el origen del nombre que tomó esta prenda y de las cacicas o capullanas que las llevaron, desgraciadamente no ha quedado la voz que le daban los naturales.

En su memorial de las Historias del Nuevo Mundo, Fray Buenventura de Salinas y Córdova, relata como Pizarro en su primer viaje a Tumbes, recibió a bordo a la cacica y capullana del lugar “con el sombrero en la mano” que fue galanteándola desde la popa a la proa. La hermosa tumbesina como le llama el cronista, recepcionó en tierra a los castellanos con bailes y le ofreció en una ramada un banquete. Sin embargo los datos que menciona Salinas en su tardía crónica sobre la conquista, están en contradicción con algunas de las más antiguas versiones de testigos oculares

Escasos son desgraciadamente los datos que dan las crónicas sobre los tallanes, el expediente que estudiaremos luego, trata sobre la sucesión del Cacicazgo de Nariguala y amplía nuestros conocimientos sobre los derechos de herencia y las costumbres antiguas del lugar.

En 1610, era caique del pueblo don Francisco Mesocoñera; contra la legitimidad de su título, puso demanda el Protector general de Naturales, don Francisco Montalvo, en nombre de la menor Francisca Mesocoñera o Canpaynina, como es su nombrada al principio del legajo, alegando que había sido despojada por su tío .

Para mejor comprender los derechos de doña Francisca, no tenemos que remontar a su bisabuelo, don Diego Eduptangar, cacique del lugar, según consta de la Visita que llevó a cabo, en Catacaos, don Bernardino de Loayza, por orden del Virrey don Francisco de Toledo.

Diego Eduptangar fue casado con Francisca Tuyepac y tuvieron por única hija a Francisca Puchupac. A la muerte de don Diego Eduptangar, que debió ocurrir poco tiempo después de la visita, reclamó el título de cacique Diego Mesocoñera, el viejo, alegando ser el más cercano pariente del difunto. El 15 de Noviembre de 1575, recibió don Diego Mesocoñera, el cacicazgo de Catacaos ( foja 22) de la encomienda de don Antonio de Vaca de Castro; el documento lleva la rúbrica del Virrey Toledo. En el expediente, se recomienda guardar el orden del “inga, que hera la persona que dava el duho e investidura de los dichos cacicazgos no los probeya en ellos en los hijos mayores que dexavan los dichos caciques muertos sino en el que mas buen entendimiento tenía o en otros yndios qu él escogía des su deudos o de otros de más abilidad y suificencia para ello sin dexalles derecho de subcesión sino que les nombrava y probeya conforme a la capacidad y partes que tenía para ejercer el dicho officio”.

Doña Francisca Puchupac, quedó despojada, por ser menor de edad: andando el tiempo, casó con Cristóbal Menalora, cacique segunda persona. Tuvieron por única hija a Elvira Yuncatil, que casó con Diego de Mesocoñera, el modo, hijo del cacique; ellos a su vez fueron padres de Francisca Moesocoñera, que quedó huérfana de padres a los tres años. Al morir el cacique Diego Mesocoñera, el viejo, quedaron de herederos su nieta y su segundo hijo Francisco. Este último aprovechó la tierna edad de su sobrina y acudió al Virrey con “siniestra relación” callando los derechos de la menor y obtuvo el título de cacique.

Cuatro años más tarde se inició el juicio para hacer valer los derechos de doña Francisca, con un sentido de sucesión ya indudablemente español, pues en el derecho indígena, un menor de edad no podía reclamar nada.

Al principiar el juicio , la pequeña Francisca, estaba en poder de su abuela paterna, doña María Quepupac. El Protector de Naturales, pidió que fuese separada de ella, pues temía por su vida, porque su abuela favorecía a su hijo en el litigio. Parece que en aquellas tierras, los indios, por la sucesión de un curacazgo, o por algún otro motivo, envenenaban a sus contendores con yerbas ponzoñosas (foja4)

Todo el expediente, es una prueba del derecho que tenían las mujeres de heredar el cacicazgo. El rasgo más importante, es quizás el hecho que las capullanas no se limitaban a heredar el título, sino que que gobernaban ellas mismas su dominios, costumbre que perduró durante el siglo XVI. Después, la tradición española fue imponiéndose poco a poco, ejerciendo el mando el marido.

En una provisión del expediente (fojas 10 y 11) se vuelve a recalcar “ que por hembra no deja de suceder en el dicho cacicazgo pues notorio que las capullanas usan en todas aquellas provincias desde su antigüedad los cacicazgos y corre la sucesión por ella de la mesma manera que por los varones”.

Para mejor ilustrar lo afirmado más arriba, reproduciremos a continuación la probanza presentada por doña Francisca Mesocoñera, y las declaraciones de los testigos de la quinta pregunta, que es relativa a las costumbres de la herencia. Está fechado el documento el 20 de Diciembre de 1606, en los Reyes, y lleva las firmas del doctor don Leandro de la Reyna y Salazar y la de Francisco Montalvo, el Procurador de Naturales.

“5º.-pregunta. Ytem si saben que a sido y es costumbre usada y guardada en el dicho repartimiento de nariguala y en todas las probincias de los valles desde su antigüedad desde antes que los españoles entrasen en este reyno y después en que las capullanas subceden en los cacica zgos por lo qual saben los testigos que de la misma manera que si el dicho diego mesocoñera el mozo dexasa hijo varón abía de subceder en el cacicazgo del dicho diego mesocoñera el biejo de la misma manera la dicha doña francisca mesocoñera representando la persona de dicho mesocoñera el mozo su padre qual sauen los testigos aver bisto la antigua costumbre que se ha guardado en los repartimientos y probincias de los llanos y por lo que an entendido y sauido de sus mayores y más ancianos y auerse guardado y guardarse la costumbre contenida en esta pregunta”•

“En la ciudad de piura en veintinueve días del mes de hebrero de mill y seiscientos doze años ante el general don francisco beaumont y nabarra corregidor y justicia mayor de esta ciudad y su jurisdicción por su majestad la presentó el contenido don xpoual megualora en nombre de doña francisca mi nieta”.
Probanza de doña Francisca Mesocoñera en la ciudad de Piura en quince de marzo de mil seiscientos doze.
1º Testigo, Pablo Mixeran, del pueblo de Catacaos, tenía ocho años a la entrada de los españoles ( foja46).
“ a la quinta pregunta dixo que saue que a sido y es uso y costumbre usada y guardada en este dicho rrepartimiento de narigualá y en las demás partes destos llanos desde el tiempo de las yngas e antes de los españoles les entraron en este reyno y es `pues que las capullanas subceden en los cacicazgos por lo que saue este testigo de la misma manera que si el dicho don diengo mescoñera el mozo dexara un hijo varón y uviera de subceder en el cacicazgo del dicho don diego mescoñera el viejo… lo qual este testigo saue por aber bisto por bista de ojos de antigua costumbre que se ha guardado en dicho repartimiento y provincia de los llanos y por lo que a entendido y sauido de sus mayores más antiguos y estop responde”.

2º.- Testigo, don Pedro Mechato, cacique principal del Repartimiento de Mechato, encomendado al Capitán Bartolomé Carreño, tenía 60 años de edad.
“a la quinta pregunta dixo que este testigo ha visto que a sido y es costumbre usada y guardada en dicho repartimiento de nariguala y en el pueblo de colán y sechura que en colán heredó doña luisa capullana vieja y en sechura doña Isabel y en las demás partes de los llanos en los tiempos antiguos y cuando los españoles entraron e n este rreyno y después acá que las capullanas heredan en los cacicazgos como si fueran hombres y sirven y gobiernan los dichos cacicazgos por lo qual entiende este testigo” (vuelta foja 50)


3º.- Testigo, fue don Cristóbal Mecomo, Cacique principal del Repartimiento de Mecomo, Cacique principal de Mecomo, encomienda del Capitán don Bartolomé Carreño. Por ser ladino y conocer la lengua española, no necesitó de interprete, tenía 37 ó 38 años (foja 54)
“ a la quinta pregunta dixo este testigo avisto que aundo no ay barones legítimo que heredan tales cacicazgos en uso y costumbre entre lo sdichos yndios que subceden las hembras legítimas los dichos cacicazgos y siendo pequeñas ponen en suj lugar un principal para que gobierne los indios en el unter que tiene hedad para ello por los queal entiende el testigo que por no ayer dexado hijo barón el dicho don diego merscoñera el mozo susede en el dicho cacicazgo la dicha doña francisca su hija por las razones que tiene dichas rrepresentando la persona del dicho don diego su padre y que el testigo lo sabe por auerlo oydo a otros antiguos de los llanos y particularmente a sus padres y tíos y que se ha guardado siempre esta costumbre y esto responde”.

4º.- Testigo, Alonso Capatero, indio natural del Repartimiento de Mecache de la encomienda de Tomás Villacorta, tenía 52 años (fojas 57 y 58)
“ a la quinta pregunta dixo que saue que es uso y costumbre usada y guardada en el dicho repartimiento de nariguala y que las provincias de los llanos desde su antigüedad y quando no auia padres y antes que los españoles entrasen en reste reyno después acá que las capullanas subceden en los cacicazgos como si fueran hombres y gobernando los y sirviéndolos y como tal de la propia manera que si el dicho don diego mesocoñera el mozo dejara hijo y subcediera en el dicho cacicazgo de su padre don diego el viejo.., por auer visto la antigua costumbre que sea guardado en esta provincia y valle de truxillo y saña demás de los que a sabido y entendido de sus mayores y demás ancianos que se lo an dicho y es público y notorio y esto responde”.

5º.- testigo, don Cristóbal Hernández Viual,vecino y alcalde ordinario, de 45 años de edad (foja 61)
“a la quinta pregunta dixo que este testigo ha visto gobernar repartimientos de yndios como cacique algunas yndias que las llaman capullanas a las quales les acuden con el salario y este testigo como dicho tiene por ayer tenido a cargo tributos se lo a pasado y quellos rrigen y fundamentan que esto tienen y lo saben y esto responde”.

6ª.- testigo fue el Capitán Bartolomé Carreño, vecino y encomendero, e 48 años de edad.
“ al quinta pregunta dixo que lo saue de esta pregunta que a conocido en el mismo pueblo de catacaos gobernar y mandar el cacicazgo de menon a doña Leonor capullana y cacica del, que subcedió en el dicho cacicazgo por muerte de don alfomnso su padre que lo era y anssí mismo bio este testigo que por auerse casado con yndio que no era cacique sino tributario pidiendo los tributos al mandón, su encomendero traxo provisión del virrey de estos reynos para que durante la vida de la dicha cacica por serlo no tributase y anssí se guardó u anssí mismo como viese este testigo a doña luisa capullana cacica del pueblo de colan gobernar y mandar en él por ser caciuca y subcedió lo mismo con su marido que con la dicha doña leonor y anssí mismo conoció este estigo ser cacica y segunda perosna del rrepartimienmto de colán a doña latacina por ser hija de don francisco lacachacuyobra y subcedió en el siendo hija y conoce ansí mismo a doña Isabel socola que quedó en el mismo repartimiento de nariguallá que lleva sus salarios del repartimiento de socola de que es cacica aunque son mugeres por no tener hermanos barones que le puedan preferir, subceden en los cacicazgos desde tiempo inmemorial en resta probincia donde se litiga y antes que entrasen los españoles en ella fue usado y guardado que las mugeres eran cacicas y gobernaban y ansí mismo a ydo decir que en este dicho repartimiento de nariguala lo gobernaban mugeres cuando entraron los españoles de este rreyino y ansí mismo el dicho don diego el mozo, padre de la dicha doña francisca poseyera el dicho cacicazgo le sucediera en él la dicha doña francisca su hija…”

7º.- testigo, Julián de la Cana, vecino y morador de la ciudad, dijo no saber la quinta pregunta.

De las declaraciones de los testigos, se desprende que existieron las capullanas y cacicas no sólo en Catacaos sino en Colán, Sechura y Menón y que a la llegada de los conquistadores, gobernaba justamente una mujer en la parcialidad de Nariguala. Quizás la declaración más interesante es la del Capitán Bartolomé Carreño, que aseguró que las cacicas ejercían el mando. No perdían sus derechos al casarse con indios tributarios y llevaban ellas mismas los tributos de sus subordinados y cumplían toda la labor que su rango requería.

Aquí no terminan los datos sobre el cacicazgo de Nariguala, en un manuscrito de la Biblioteca Nacional del año 1625, figura un juicio de Francisco Carlos Melipis, indio principal, contra el cacique Juan Temoche, por excesos y delitos cometidos contra los indios a su cargo. Entre otras cosas, le reprochaban ser muy amigo de “taquies” y borracheras, que día y noche levaban en su casa.

Por ser Temoche amigo del Corregidor, ganó el juicio en grado de apelación y le impusieron eterno silecio a Melipis. El título de cacique lo tenía por su mujer, doña Francisca Canapay, con quien era casado hace nueve o diez años, o sea en 1615 ó 1616. Por la fecha solo puede tratarse de doña Francisca Mosecoñera,en el expediente del Archivo Nacional, es nombrada una vez con el nombre de Canapaynina, mientras en el expediente de 1625, figura como Canapé. ¿A qué se puede atribuir ese cambio, sería alguna costumbre del lugar?

En este último manuscrito, aparece Juan Temoche de cacique y gobernador del curacazgo, y no su mujer, seguramente las antiguas costumbres citadas más arriba habían cedido ante la tradición española. La capullanas ya no manejaban sus cacicazgos en el siglo XVII, quizás pasaría igual con otros lugares como Colán y Sechura.Poco a poco las costumbres de antaño iban siendo remplazadas por los nuevos amos.
(CURACAS Y SUCESIONES EN LA COSTA NORTE, LIMA 1961)

1 comentario:

  1. Es poco sabido o mejor dicho ignorado que antiguamente la fuerza mayor y el poder lo tenían las mujeres, Narihuala así como parte de la antigua Piura fueron gran ejemplo del poder que ejercían estas mujeres "capullanas"; como se puede leer por varios testigos era una tradición en toda esta zona, dándose a notar la capacidad y valentía con la que una mujer podía asumir un cargo de tal magnitud. lamentablemente, esto se fue perdiendo tal vez por las nuevas costumbres que se impusieron a la llegada de los españoles donde se le obliga a callar y agachar la cabeza a la mujer tardando años o quizás siglos para que se le pueda volver a mirar a la mujer como fuente de autoridad, fuerza y poder. es muy importante que se recalque y se haga conocido de la manera en que lo hace este escrito el papel importante que tuvo la mujer en el antiguo Perú y más aún en la antigua Piura.

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